Está claro que la pretemporada vivida ha hecho mella en la moral hasta ahora inquebrantable del asturiano. Incluso diría que mucho más que el abandono sufrido en el pasado Gran Premio de Australia cuando se encontraba luchando por el último punto a repartir ya que allí con la tensión de la carrera, la adrenalina de la competición y la lucha con Ocon, Fernando Alonso se fue con una sensación agridulce, mezcla de diversión y de frustración.
Realmente ha sido el invierno el que más ha afectado al estado anímico de Alonso, especialmente ese primer día de test en el que tan sólo podía dar una vuelta de instalación antes de que los responsables de Honda y McLaren le dijeran que era mejor que fuera al hotel a descansar ya que el coche no iba a estar listo en toda la mañana por un problema de motor. ¿Descansar de qué? Alonso, al igual que la mayoría de pilotos de la parrilla se han preparado más que nunca para soportar las exigencias de los nuevos monoplazas. Lo que quería era salir a pista y disfrutar de nuevo de la Fórmula 1.
Por mucho que se empeñe en culpar únicamente a Honda, parece claro que el chasis entregado por McLaren tampoco es el mejor. A pesar de ser más lento en las rectas y en muchas de las curvas, tanto Alonso como Vandoorne han pasado todo el fin de semana peleándose con el volante del MCL32. Buena muestra de ello es que, tras la Q1, mientras Lewis Hamilton, impoluto, esperaba atentamente su siguiente salida al asfalto de Albert Park, Alonso se encontraba con la mirada fija sentado en su monoplaza con el rostro empapado en sudor.
De nuevo el bicampeón del Mundo lanzaba un mensaje positivo sobre sus sensaciones positivas. Es la enésima vez que se escucha de su viva voz que estaba completando la mejor carrera de su vida. Obviamente mala no había sido, ganando posiciones en la primera mitad y después conteniendo los ataques de coches más veloces manejados por talentosos pilotos. Poco importaba si lo que fallo fue la suspensión o el freno.
El Gran Premio terminaba de nuevo antes de tiempo, pero lo que sin duda más le duele no es ese punto que se escapa, sino el verse de nuevo sin opciones ni tan siquiera a soñar con algún podio. Todo ello en su tercer año con McLaren-Honda. El toque de atención era evidente y no sólo iba dirigido al fabricante japonés:
La mejor carrera de mi vida, la mejor hasta ese momento, pocas veces he tenido un coche tan poco competitivo, sin preparación invernal, teniendo que salvar un segundo por vuelta de gasolina… y estaba en los puntos. Era una sorpresa lo que estábamos consiguiendo. Para mí, ha sido un invierno increíble de preparación física, sintiéndome muy bien en cada coche que me he subido y este fin de semana una crono perfecta y una carrera increíble hasta ese momento, pero luchando por poco también, aunque muy orgulloso del trabajo hecho.
Incluso podíamos extraer de las palabras del piloto español que el hecho de entrar en Q2 puede ser algo muy extraño esta temporada debido a las particulares condiciones del trazado semiurbano de Melbourne. Sin embargo, fueron las declaraciones de un piloto retirado a Sporza las que volvieron a prender la mecha de los rumores. Mark Webber amigo del asturiano abría la caja de los truenos como ya hiciera Johnny Herbert el año pasado. Curioso las repercusiones que logran declaraciones que no ha realizado el propio Fernando entre la prensa internacional.
Quizá Alonso no complete la temporada. Está muy frustrado y así no puede quedarse en McLaren. Fernando no está aquí para ser sexto o séptimo. No está interesado en sumar puntos, quiere pelear por subir al podio. Tal vez Stoffel tenga pronto un nuevo compañero de equipo. Necesitamos un talento como él que en la Fórmula 1. Es un buen tipo con una brillante carrera por delante en el Mundial.
La pregunta es, ¿Alguien se imagina a Fernando Alonso rindiéndose de esta forma? Está claro que la relación no pasa por el mejor momento y que la salida a finales de año, una vez el acuerdo entre ambas partes finalice, parece ser la única opción. Hasta entonces, es difícil imaginar una situación en la que un piloto tan testarudo como el asturiano decida bajarse del coche por muy poco competitivo que sea.
Es un buen momento para moverse entre las sombras del paddock, preparando el 2018 (es extraño decir esto después de una carrera), conociendo un poco más los nuevos coches y sobre todo, demostrando a todo el mundo que su motivación está más fuerte que nunca y que ansía volver a estar peleando por podios y triunfos cuanto antes. No es momento de elucubrar si Mercedes, Williams o Ferrari serán el recambio correcto, es el momento de no dejarse llevar por cualquier opinión personal que alguien decida realizar, por mucho ex-piloto profesional que sea. Yo desde luego no veo a Fernando Alonso bajar los brazos de esta forma.