Sean Seamer, CEO del Supercars, todavía no asimila el hecho de que Holden no estará presente en el campeonato a partir del 2021, situación que debe confrontar de forma inmediata porque la pérdida del fabricante no solamente significará que ocho equipos y dieciséis coches permanecerán en un limbo hasta encontrar una solución, sino que al tratarse de Holden se perderá una de las referencias de la categoría, está allí desde 1960, y además un símbolo de Australia. Nada parecido a lo que sucedió cuando Volvo y Nissan dijeron adiós.
Seamer entiende que la ausencia de Holden, más allá de la reducción de coches, representará un fuerte revés para el Supercars porque una legión de seguidores del campeonato se identifican con el fabricante. La posibilidad de que desciendan dramáticamente los índices de audiencia está en el ambiente porque la decepción es grande en Australia y Nueva Zelanda. Para el CEO de la categoría, el anuncio de General Motors fue demasiado precipitado, esperaba que al menos se hiciera para el 2022, cuando entraría en vigencia el reglamento Gen3, pero nada puede hacer frente a una decisión ejecutada desde tan alto nivel.
Por ahora solamente deberá avanzar en lo que se refiere al presente campeonato y comenzar a diseñar una planificación de emergencia porque es obvio que algunos socios, patrocinadores e inversionistas pueden optar por marcharse al no estar Holden en escena.
En palabras de Sean Samer:
No ha sido una buena semana para nosotros ni para la familia Holden. Teníamos información de que el ZB Commodore no estaría en el campeonato para el 2022, obviamente General Motors y Holden nos interesan, pero ellos tienen otras prioridades. Nos queda ser pacientes, esperar el término de los contratos de equipos afines a Holden, sobre todo el de Triple Eight Race Engineering. Pase lo que pase, puedo decir que estaremos aquí el año que viene y el año después para ofrecer el mejor espectáculo de esta ciudad.
El Chevrolet Camaro como la única salida
A finales de 2018, General Motors y Walkinshaw Performance intentaron adaptar un Chevrolet Camaro al reglamento Gen2, proyecto que fue en vano porque el coche americano era incompatible con el chasis propuesto por la organización del campeonato. Por tal razón Triple Eight Race Engineering, equipo representante de Holden, y por lo tanto de General Motor, continuó utilizando el ZB Commodore, con todo y la certeza de que estaría en desventaja frente al nuevo Ford Mustang.
La aplicación del Gen2 no resultó como se esperaba porque en principio la introducción de motores V6 turbo fue desechada para darle cabida al Ford Mustang, cuya versión comercial más vendida posee un motor V8. La lógica indicaba que el rival del Mustang debía ser el Camaro, sin embargo, esa rivalidad histórica en predios norteamericanos carece de tradición en Australia, puesto que allí la competición se sustentaba en el Ford Falcon frente al Holden Commodore, antes Ford Falcon versus Holden Torana. Para hallar un enfrentamiento entre un Mustang y un Camaro había que remontarse al final de la década del sesenta y principio del setenta, pero incluso en esa época el Holden Monaro gozaba de gran popularidad frente al par de iconos norteamericanos.
Si bien las recientes tendencias corporativas de General Motors consistían en intercambiar insignias en productos genéricos de acuerdo al mercado, un mismo modelo era comercializado como Opel, Chevrolet, Holden o GM Daewoo, el hecho de disolver Holden puede provocar el rechazo de los australianos hacia los coches que General Motors intente comercializar en aquellos predios, incluyendo al Camaro y al Corvette. Australia ha sido un mercado muy complejo, distinto al resto, allí existen competiciones de GT3 y sin embargo tales coches no se venden porque el público no se identifica con ese tipo de productos, ni siquiera con los Lamborghinis o con los Ferraris.
Con Holden fuera del juego y el Supercars dependiendo de un Mustang sin mayor competencia, es probable que se haga una excepción apresurada y se permita introducir el coche que estaba construyendo Ryan Walkinshaw con la base del Chevrolet Camaro para que los equipos Holden desarrollen algo definitivo. En tal sentido, Roland Dane, propietario del Red Bull Holden Racing Team, informó que se reunirá esta semana con la gerencia de General Motors para discutir su futuro en el automovilismo australiano.
Aunque se pierda la esencia de lo que significa un campeonato de turismos, y el ADN de lo que ha sido el Supercars desde su creación, la decisión que ha tomado General Motors obliga a implementar medidas radicales porque la supervivencia de la categoría está en juego.
Vía | Speedcafe