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Antonio Zanini y el Ferrari 308 GTB que soñaba con correr el Rally Dakar

Seguramente si te preguntasen 10 de los lugares más insospechados en los que encontrarte un Ferrari, muchas de las respuestas a dicha encuesta hablarían de los rallyes o de una película de Miami Vice, pero lo cierto es que la firma del cavallino rampante ha cumplido con ambas. Especialmente a lo que el modelo de competición se refiere, en España ya hemos visto en más de una ocasión a los deportivos italianos disputando rallyes a lo largo y ancho de nuestra geografía, e incluso con modelos separados por varias décadas como son los ejemplos del Ferrari 308 GTB y el Ferrari 360 Módena.

Obviamente no se puede hablar de un hecho habitual, pero la habitual testarudez de Antonio Zanini, así como su visión para los artilugios de competición poco habituales, regalaron a los aficionados la oportunidad de ver a un Ferrari compitiendo en el Campeonato de España de Rallyes… aunque quizás lo más sorprendente fue su transformación como vehículo para Bajas, algo que, hablando de principios de los ochenta, podría incluso haber hecho posible que el coche terminase compitiendo en el Dakar en caso de que la primera experiencia hubiese sido favorable.

En la temporada de 1983, con la llegada de la normativa Grupo B, Giuliano Michelotto decidió que era un buen momento de actualizar sus Ferrari 308 GTB y tratar de construir una máquina imbatible para el asfalto. Recordemos que por aquel entonces también se encontraba en competición el Porsche 911 SC RS, e incluso Prodrive estaba dispuesta a involucrarse en el proyecto de la firma de Stuttgart para terminar de crear un Porsche 959 del Grupo B para aprovechar su potencia y tracción a las cuatro ruedas, la cual terminaría aprovechándose en el Rally Dakar.

En total fueron cuatro las unidades que Michelotto construyó bajo estas nuevas especificaciones, la primera de ellas con un motor V8 de dos válvulas por cilindro que entregaba 288 CV y las tres restantes con el famoso Quattrovalvole de 2.927cc que llegaba a entregar hasta 320 CV de potencia a 8.000 rpm. Se apuntaba a que con algunas modificaciones mecánicas y en el apartado del chasis, el 308 Grupo B lograba arrasar a la variante Grupo 4 hasta endosarle dos segundos por kilómetro.

Un año después de su homologación, en el mes de abril de 1983, Antonio Zanini competía con una unidad en las pruebas del Campeonato de España de Asfalto, mientras que para el Nacional de Tierra empleaba un Talbot Samba. Mientras que el Marqués de Viladrau esperaba a que el 308 GTB traído por el importador de la marca en España, Fernando Serena, se optó por alquilar otra unidad del 308 Grupo B de la estructura italiana ProMotorSport para el inicio de un año que terminó con Antonio y su copiloto, Josep Autet, se proclamarían Campeones de España, consiguiendo cinco victorias durante la campaña en Guilleries, Sierra Morena, Luis de Baviera, San Agustín y el Vasco-Navarro.

La idea de competir en la Baja con un Ferrari 308 GTB:

Picado por el gusanillo también de los rally-raids, el catalán se desplazó a correr la tercera edición de la Baja Montesblancos (lo que en la actualidad conocemos como Baja Aragón) en 1984 con un Peugeot 505. Sin embargo, la experiencia no fue del todo satisfactoria, e incluso tuvieron que improvisar algunos desarrollos in situ, ya que reforzarían el chasis del vehículo a través de unas barras soldadas que habían “sustraído” de unas barandillas en la capital zaragozana.

Un año después tocaba unir experiencias y para ello se decidió convencer a Michelotto de emplear uno de esos 308 GTB para correr la Baja aragonesa en 1985. Se hicieron algunos cambios mínimos para adaptarlo ligeramente a la dureza que supone el competir en este tipo de terrenos. Se rescató la unidad que Zanini pilotó en Canarias ese mismo año, se le instaló una toma de aire en el techo, modificaciones para garantizar la estanqueidad del vano motor, una nueva cubierta motor con otra entrada para ayudar a la refrigeración y se coronó todo con la rueda de repuesto en la parte superior que recordaba precisamente a la solución adoptada por otros fabricantes como Lancia o la propia Porsche para el Rally Safari.

Quizás lo más curioso del concepto fue la integración de unas nuevas aletas para evitar que el barro pudiera llegar a la zona superior, e incluso se adoptaron algunos deflectores con el objetivo de que el polvo no invadiera el habitáculo y que tampoco afectase algunos elementos clave como los frenos. El coche corría. ¡Cómo no si es un Ferrari! Hasta el punto que se colocaron rápidamente en la cuarta posición, plaza que ya habían logrado con el Peugeot 505.

Antonio Zanini y Carmelo Ezpeleta corrieron la Baja con un Ferrari 308 GTB y rodaron cuartos hasta un abandono antes del primer tercio de carrera

La decoración combinando el blanco y el rojo de Marlboro lo convertían en el centro de las miradas de todos los aficionados, muchos de ellos seguramente completamente ajenos a que, sin aire acondicionado, dentro del habitáculo, Antonio Zanini y su copiloto, Carmelo Ezpeleta (sí, el responsable de Dorna, propietaria de Moto GP o del Mundial de Superbikes) estaban siendo inhumanas, superiores a los 50 grados Celsius. Sin embargo, la razón del abandono según el libro de Antonio Zanini “De la A a la Z”, escrito por Esteban Delgado, apunta a que finalmente fue que la temperatura que salía de los colectores a la salida del cambio fue tan alta que terminó fundiendo las gomas de los semiejes.

El coche volvería a Italia y sería reconstruido por Michelotto, el cual cambio el blanco de la carrocería por un nuevo Rossa Corsa y terminaría siendo vendido a un coleccionista italiano a principios de la década de los noventa, de nuevo ya en configuración “rally”, borrando por completo de la faz de la tierra ese Ferrari de Bajas con el que muchos soñaron competir en el Dakar. Sin duda hubiera sido un perfecto extra para la lista en la que ya figuran con letras doradas el nueve-once, el Porsche 959, el Jules II Proto 6×4 o el archiconocido Rolls-Royce Silver Shadow Jules con trampa, ya que era un Toyota FJ45.

Fotos | Baja Aragón, JAS Info Service y más fotografías

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Iván Fernández

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