Afortunadamente no hubo heridos. Es cierto que un accidente en el Rally Dakar siempre puede parecer que únicamente tiene la probabilidad de afectar a los ocupantes de la propia montura. Sin embargo, la historia del árbol del Teneré sigue muy vigente y durante la etapa del martes se hizo en parte realidad en medio del Empty Quarter, con el camión Scania LoneStar de Maurik van den Heuvel y la Toyota Hilux V8 4×4 con la que participaba la familia Yacopini, Juan Cruz y Alejandro.
“Sólo hay un árbol en todo el Teneré y una vez un conductor chocó contra él”. Así reza la icónica frase con la que se cuenta la historia de que en medio del desierto del Teneré había un árbol. Contra él chocó un camionero ebrio en 1973 y tras ello, las autoridades de Níger decidieron recoger los restos y llevarlo a la capital para tratar de replantarlo, mientras que en el lugar en el que estaba la acacia más solitaria del mundo, se levantó una estructura metálica con forma de árbol alrededor de la cual se cuenta que están esparcidas las cenizas del propio Sabine.
Esa particular casualidad que supone el chocar contra algo en medio del desierto se volvió a dar el pasado 5 de enero, cuando el camión de los holandeses acababa de volcar debido a que habían entrado a demasiada velocidad a una cresta de duna demasiado cortada cuando prácticamente estaba copiando el ritmo de otra Hilux V8 4×4. El LoneStar clavó su particular frontal en la arena y daba una vuelta de campana, balanceándose hasta que el peso encontró una posición de equilibrio sobre la caja trasera.
A partir de ese momento, la tripulación del equipo Dakar Speed realizó todo el procedimiento para apagar el motor y empezar a buscar la forma de abandonar el habitáculo. En el medio, el navegante esperaba con impaciencia a que el mecánico o el piloto le dejase algo de sitio para poder realizar la misma maniobra y cuando este ya estaba saliendo por la puerta izquierda, la Toyota de la familia mendocina llegó a ese punto para estrellarse directamente contra el camión volcado.
La Hilux quedaba enganchada en el frontal del LoneStar, y aunque trataba de desembarazarse metiendo marcha atrás, ambos vehículos habían quedado varados en la arena a la espera de ayuda. Los dos se retiraron, con los Yacopini tratando de continuar ya en la quinta etapa de mañana a través de uno de los comodines que permiten a los vehículos que abandonaron volver a reengancharse, mientras que los holandeses, que estaban cuajando una gran actuación en camiones y que afortunadamente también resultaron ilesos, tuvieron que retirarse definitivamente a pesar de la ayuda de José Luis Criado y Jordi Juvanteny.
