La Subida Internacional a Pikes Peak de este año estuvo marcada por el accidente que se cobraba la vida de Carlin Dunne y por una edición que en lo deportivo distó mucho de ser tan emocionante como en el pasado. Los tiempos no solo fueron muy por encima del récord conseguido por Volkswagen Motorsport y Romain Dumas en 2018, sino que además no pudieron ni tan siquiera acercarse a los ocho minutos, una referencia que se convirtió prácticamente en un hecho habitual con el registro conseguido por Sébastien Loeb y Peugeot Sport en 2013.
Robin Shute se convertía en el primer británico (residente en California) en toda la historia del PPIHC en conseguir la victoria. Sería en su tercer intento y seguramente fue en la clasificación realizada durante la semana cuando se empezó a forjar el triunfo ya que el mejor tiempo le otorgó el primer lugar en el orden de salida entre los coches. La bandera roja provocada por la caída fatal de Dunne retrasó en más de una hora el desarrollo normal de la prueba norteamericana, haciendo que ese cielo claro salpicado de pequeñas formaciones de nubes terminara finalmente por convertirse en una tormenta que terminaría por afectar a gran parte de los inscritos en coches, llevando a que muchos solo pudieran completar la mitad de la subida como fue el caso de Andreas Bakkerud.
El tiempo ganador final fue de 9 minutos y 12,476 segundos para hacer cumbre tras casi 20 kilómetros de subida, sabiendo incluso que tenía margen respecto a sus rivales después de las prácticas y la calificación en las que Shute incluso llegó a rodar hasta cuatro décimas más rápido que Romain Dumas cuando este competía con la barqueta Norma y el motor HPD de idénticas características al empleado por Robin desde el año pasado.
Lo que en esta ocasión no siguió la tradición fue la presencia de Dave en el prototipo Wolff del británico. Aunque se dejó ver durante los entrenamientos, el patito de goma que hacía las veces de mascota para Shute no estuvo presente en la carrera del domingo, por lo que nos quedamos sin ver cómo se iba hinchando a medida que iba escalando Pikes Peak debido a la diferencia de presión. Al menos sí que pudimos ver la gran diferencia en cuanto a condiciones meteorológicas con un Pastrana que salía 19º en el orden de partida.