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Austin Metro 8R4: una rara avis con motor V8 que nació para el Nacional de Tierra

Fue uno de los últimos Grupo B en llegar. Su resultado en Gran Bretaña, ya en la recta final de la temporada dejaba lugar para la esperanza. Un matagigantes venido de las islas que pudiera poner en aprietos al Peugeot 205 T16, sin embargo, el Austin Metro 6R4 nunca llegó a dar el siguiente paso. Con el punto y final de la FIA al reglamento de estas bestias de cuatro ruedas en el Mundial de Rallyes tuvo una segunda vida, muchos de ellos en rallycross y en campeonatos nacionales, especialmente para todas esas unidades de calle que fueron adaptadas para competir sin tener que salir de las islas y presumiendo de volante a la derecha.

Muchos recordáis que, en nuestro repaso a los Grupo B en el 30 aniversario de su adiós, hicimos referencia en que Patrick Head, sumado al equipo de ingeniería de Williams decidieron desarrollar un motor V6 atmosférico de 3 litros que fue la alternativa a utilizar el V8 del Triumph TR7 del BTCC ya que este literalmente no entraba en la posición central en la que se quería situar el propulsor… a duras penas lo hacia el seis cilindros.

El B277, código de su homologación por parte de la FIA era absurdamente delirante. 400 CV de potencia para un coche que pretendía ser lo más neutro posible gracias a su reparto de pesos, pero que también acusaba la corta distancia entre ejes, algo que lo hacía ser muy inestable. No sólo era un coche difícil de pilotar, sino que también era un cúmulo de fallos de fiabilidad. Hasta tal punto era así que muchos de los propietarios que adquirieron uno de estos modelos buscaron otras alternativas más seguras. Fue entonces cuando nació el Austin Metro 8R4.

Como podéis imaginar, las siglas que servían de apellido a este vehículo hacían referencia a los seis cilindros de su motor y a la tracción a las cuatro ruedas, mientras que la R hacía referencia al propósito para el que se gestó, los rallyes. Esto cambiaría cuando Iñaki Arbelaiz decidió adaptar en 1988 su Metro 6R4 con un nuevo propulsor para poder competir en el Campeonato de España de Rallyes de Tierra con los Gustavo Trelles, Antonio Zanini o Salvador Servià.

El V6 no aguantaba los empolvados tramos de la geografía español, algo que llevó al vasco a utilizar el motor de un Rover V8 4.6 litros preparado por JE Engineering UK (el mismo que utilizó Toleman en su aventura en el Dakar) con el que competiría a partir de la temporada 1990. Tras retirarse de la competición tras terminar sexto en 1991 y octavo en 1993, siguió en la propiedad privada de Arbelaiz hasta que paso a las manos de otro coleccionista privado, Mark Donaldson, para finalmente recalar en las manos de Tim Bendle (responsable de Slowly Sideways, a los que podréis ver en Trasmiera), el cual lo restauró y decoró con los mismos colores del CERT, luciéndolo durante la pasada edición del Festival de la Velocidad de Goodwood como el ‘rara avis’ que es. Arbelaiz no sería el único en tomar una decisión similar, en las islas británicas, donde el Metro es un automóvil de culto, Geoff Cottrill también dio a luz un 8R4.

Vía y estado actual | Goodwood

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Iván Fernández

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