El pasado 1 de mayo se cumplían 28 años del fallecimiento de Ayrton Senna y de nuevo quedaba patente la sensación de que nunca quedará cerrada la herida dejada por el adiós del brasileño esa tarde en el autódromo Enzo e Dino Ferrari cuando el Williams afrontaba la curva de Tamburello. Casi tres décadas después Senna sigue acumulando aficionados incluso cuando muchas generaciones no han podido verle ya competir.
El brasileño no sólo acumulaba talento y competitividad en las pistas, sino que además tenía un gran carácter y carisma a raudales que ya mostraba justo antes de llegar al Campeonato del Mundo de Fórmula 1. Es un buen momento para recuperar por tanto las imágenes de los primeros test realizados por Senna al volante de un monoplaza de la máxima categoría, en este caso con Williams, McLaren y la propia Toleman, todo ello en el año 1983.
En esos momentos, además de ver la forma de hacer derrapar el Williams sobre el asfalto seco, quizás lo que más llama la atención son las opiniones ya positivas con la que valoraban a Ayrton todos aquellos con los que trabajaba, así como la seguridad en sus declaraciones, la clarividencia y la confianza que tenía en sí mismo incluso antes de desembarcar en las series intercontinentales de las que se convertiría Campeón en hasta tres ocasiones.
