A sus 28 años, el piloto neozelandés que ha sido campeón en el WEC y además ganador de las 24 Horas de Le Mans, tendrá la responsabilidad de encabezar a la escudería Toro Rosso en su nueva aventura junto a Honda. Aunque muchas voces agoreras apuestan al fracaso, por considerar que el conjunto japonés todavía no está listo para destacar en la Fórmula 1, Hartley está convencido del potencial de Honda y del progreso que debería producirse al trabajar en exclusiva con un socio tan importante.
Explicó Hartley que asumirá el compromiso de la temporada 2018 como una prioridad, de allí que descartó correr en otra categoría, tal como lo hizo en estas últimas semanas. Entiende que ser piloto oficial de Toro Rosso-Honda implicará dejar de lado su relación profesional con Porsche, pero establecerse en la Fórmula 1 es el sueño de todo piloto profesional y no dejará pasar esta oportunidad, más aún cuando su ingreso ha resultado tan excepcional.
Aunque no quiso ahondar en temas espinosos como la actual relación entre Toro Rosso y Renault, Hartley asoma que los problemas de fiabilidad a estas alturas han resultado muy frustrantes porque todo el trabajo de desarrollo que se haya realizado durante la temporada queda sin efecto al colapsar algún elemento del sistema propulsor. Es cierto que McLaren ha padecido innumerables contratiempos junto a Honda, pero resulta obvio que la MGU-H de Renault tampoco ofrece garantías y ante tal disyuntiva prefiere aceptar el desafío de intentar impulsar a los japoneses, sobre todo cuando él posee la experiencia de trabajar junto a otro gran fabricante como Porsche. Además, se cree que Red Bull Racing estaría apoyando el desarrollo del conjunto para posteriormente trasladar los motores japoneses al equipo grande.
Es una gran oportunidad para Toro Rosso ser el único socio de Honda. Dentro del equipo todo lo que se escucha es muy positivo. Acá están trabajando muy duro para la próxima temporada.
Vía | Motorsport Total