Desde su llegada al campeonato alemán de turismos, en el año 2005, el piloto canadiense Bruno Spengler se ganó la admiración y el respeto de todos. A partir de su segunda temporada pasó a ser uno de los mejores de la categoría y su consagración vino en el 2012, su primer año junto a BMW, al ganar el título. Sin embargo no pudo reeditar tal logro y su desempeño fue en descenso, tanto que BMW lo apartó del equipo y lo transfirió a la IMSA, un movimiento que le ha decepcionado porque se había asentado en Alemania y era uno de los pilotos más populares del DTM.
Tras permanecer quince años en el DTM, Spengler sale prácticamente por la puerta de atrás ya que la decisión de BMW ni siquiera fue consultada con él, así que fue una sorpresa que, según lo que comentó el piloto, no ha podido superar. En sus declaraciones más recientes, indicó que el shock emocional ha sido devastador. Por un lado entiende que sus 36 años y sus resultados son elementos en contra, pero de igual manera a BMW se le ha complicado el confrontar a Audi.
Spengler cree que la decisión de BMW se debió a la urgencia de ubicar a Lucas Auer en el equipo y tener espacio para el posible fichaje de Robert Kubica. Esta situación le resulta frustrante porque había soñado con una despedida del DTM a lo grande, junto a los miembros del equipo RMG, sus familiares y amigos. También le sorprendió que Joel Eriksson, miembro del BMW Team RBM, fuera apartado del campeonato, de allí sacó la conclusión de disponer de dos coches para dos pilotos que no pertenecían a BMW.
En palabras de Bruno Spengler:
No esperaba nada de esto. Me caí de todas las nubes. Estoy decepcionado, sorprendido y frustrado. Fui muy competitivo, pero con mala suerte en las carreras. Lo que me sucedió demuestra que nunca se puede estar 100 por ciento seguro de algo, incluso si pertenezco a la familia BMW. Siempre hay que estar en guardia y no confiarse.
Vía | Speedweek