Son muchos los temas que tiene por resolver el Mundial de Rallyes con práctica necesidad de inmediatez. La FIA, así como su departamento dedicado a la especialidad y el promotor del WRC (que a su vez también es el del Campeonato de Europa de Rallyes y del World RX) se enfrentan a lo que es un futuro incierto para la disciplina, incluso con algunos fabricantes insinuando una posible electrificación de las series a partir de 2027 que desde luego no ha sido por el momento anunciada, así como la necesidad de encontrar la forma de volver a atraer aficionados, fabricantes y equipos de nuevo a la competición.
No será desde luego sencillo. La FIA y el WRC se han enfrentado durante la última década, prácticamente desde la crisis económica de 2008, a la gran dificultad de hacer crecer el número de fabricantes involucrados en la categoría absoluta por encima de las cuatro marcas. Algo que desde luego está siendo extraño si atendemos a lo que por ejemplo están consiguiendo el resto de Campeonatos del Mundo FIA a excepción del propio RallyCross, todos ellos en plena proyección a pesar de que se esperaba que la hibridación también fuera un importante apoyo para el Mundial de Rallyes.
En este punto, con la normativa técnica que debería entrar en funcionamiento al término del actual ciclo reglamentario, a finales de 2025, el WRC sigue sin mover ficha y a esa espera se siguen sumando otros problemas como la falta de relevo entre los pilotos de la clase absoluta, así como la falta de oportunidades para los principales pilotos del WRC2, los cuales no consiguen afrontar esa transición y, en el caso de gran parte de los últimos que la intentaron, entre ellos Oliver Solberg, Adrien Fourmaux o Pierre-Louis Loubet, siguen sin conseguir esos resultados o la paciencia por parte de las estructuras para que terminen de formarse.
Los costes de una temporada en el WRC son cada vez más caros y eso hace que las opciones de tener margen de desarrollo son prácticamente inexistentes y se decida priorizar a los competidores que ya tienen experiencia en dicha competición. Tampoco ayuda al seguimiento cada vez más complicado de los rallyes, con pruebas con menos kilómetros competitivos que siguen obligando al aficionado a estar pendiente de los eventos cada vez más temprano para tener una menor muestra de lo que son capaces sus sobresalientes pilotos en carrera.
La Fórmula 1 dispuesta a canibalizarlo todo:
No termina ahí. Con una Fórmula 1 en continua expansión, prácticamente ninguno de los campeonatos paralelos puede luchar con esa gran canibalización por parte de la clase reina de los monoplazas, más aún cuando nos asomamos a un calendario con 24 Grandes Premios de marzo a diciembre programado para 2024. Con MotoGP también realizando su propio movimiento hacia más carreras por año, los responsables del WRC deberán estudiar muy bien sus movimientos ante lo que parece un conflicto inevitable entre las principales series del Motorsport.
En el caso del Campeonato del Mundo de Rallyes, esto parece que también está influyendo en la decisión de aplazar cada vez más el anuncio de los programas para el siguiente año. Es el caso de un WRC 2024 en el que apenas se esperan cambios, pero que, todavía no ha presentado ni siquiera el primer borrador de su calendario. En principio todo apunta a que serán 14 fechas, una más que esta temporada, esperando saber si se confirma cuáles son los destinos de Chile o de Argentina, mientras que Liepaja (Letonia) vendría directamente desde el ERC para ocupar el lugar de Estonia.
¿Cuál sería el 14º evento del calendario? Si bien el calendario está demasiado saturado de eventos de tierra, que incluso llegan a encadenarse como es el caso de 2023, dejándonos con esa estampa de hasta siete fechas consecutivas sobre dicha superficie, parece que el WRC no está pensando en la posible entrada de un evento sobre asfalto que equilibre algo la balanza, bien sea el Rally de Catalunya o la prueba irlandesa. Arabia Saudí y Estados Unidos han estado constantemente en los rumores y evidentemente encaja mucho más en esa idea de hacer un campeonato más global que persigue el WRC. Introducir un nuevo evento de tierra puede llevarnos a una situación especialmente insostenible para el líder de la general, o al menos el piloto más dominador.