La reducción de Chip Ganassi Racing a tan sólo dos monoplazas para 2018, con Scott Dixon y Ed Jones, ya dejaba intuir que la llegada de Carlin a la IndyCar estaba muy cerca. Era imposible que dos pilotos adinerados como Max Chilton y Charlie Kimball se quedaran sin asiento la próxima temporada y el equipo británico, propiedad de Grahame Chilton, llevaba tiempo queriendo ascender de Indy Lights a la categoría reina en EEUU. Pues ya es un hecho.
El equipo de Trevor Carlin empleará motores Chevrolet y sus dos coches lucirán decoraciones muy parecidas a las que Chilton y Kimball portaban ya en Ganassi, pues ambos mantienen sus patrocinadores de temporadas anteriores: la aseguradora y consultora Gallagher y la farmacéutica Novo Nordisk. Nada sorprendente, pues la familia Chilton hizo fortuna en el mundo de los seguros y Kimball es diabético.
2018 será un año muy ambicioso para Carlin, pues además de debutar en IndyCar también regresará a la Fórmula 2 y contará en sus filas con uno de los grandes candidatos al título y más firmes promesas de cara al futuro de la Fórmula 1, Lando Norris.