Malasia es un escenario poco propicio para Toro Rosso en general. El chasis del STR12 suele responder bien en circuitos revirados y con alguna recta que beneficie a la potencia pura, sin embargo el trazado de Sepang no es el más propicio para el coche de Faenza en los últimos años. Así lo han demostrado Carlos Sainz y Pierre Gasly en la carrera de hoy. El francés ha cuajado un debut sólido, peleando a ratos con los Haas y acabando decimocuarto tras una escaramuza final con Romain Grosjean.
Sainz ha demostrado más ritmo que su debutante compañero, como era de esperar por pura experiencia. El español empezó bien ya en la primera vuelta, subiendo tres puestos y yendo a por los rivales más cercanos. Las ventanas de paradas eran amplias y no muchos pilotos prefirieron detenerse pronto, por miedo a realizar una segunda parada costosa que les hiciese ceder muchas posiciones. Sainz siguió en pista en todo momento ante las detenciones ajenas, confiando en que un mejor neumático al final ayudase a pelear con los Williams.
Desgraciadamente no se pudo ver esa lucha, ya que Sainz se vio obligado a retirarse en la vuelta 30, cuando comunicó a sus ingenieros por radio que tenía un problema en el motor. Poco antes de abandonar, el madrileño chocó con Esteban Ocon, hecho que acabó con el francés trompeando pero que no pareció afectar al Toro Rosso de Sainz. «No hemos terminado la carrera, pero hemos tenido más ritmo que en el resto del fin de semana y me he encontrado más cómodo con el coche», explicó ante la prensa.
«El ritmo con los superblandos era mejor del esperado y podríamos haber intentado alcanzar a los Renault y a los McLaren después de nuestra parada en boxes. Dicen que el problema del motor tiene que ver con la parte eléctrica, aunque los ingenieros aún están investigándolo«. Sainz podrá intentar redimirse la próxima semana en Suzuka, escenario aún más extraño para Toro Rosso históricamente en el que el rápido paso por curva será aún más importante.