No pudo repetir el brillante sexto puesto de 2016, pero en una carrera de nuevo con abandonos entre los equipos de cabeza Carlos Sainz logró obtener de nuevo un gran resultado en el Gran Premio de España. Después de quedarse en Q2 el sábado, el madrileño estuvo muy activo durante toda la prueba y tras situarse en la pelea por la zona de puntos aprovechando los líos de la primera vuelta no dejó escapar la oportunidad pese a protagonizar más de un lance de carrera.
En lo que viene siendo ya un clásico en lo que llevamos de temporada, a Sainz le tocó bregar con los Haas durante la primera parte de la carrera y más concretamente con Kevin Magnussen. El punto álgido llegó con motivo de sus primeras paradas en boxes: ambos monoplazas entraron al mismo tiempo y Toro Rosso trató de ganar un puesto con su buena parada, pero Kevin Magnussen se reincorporó al límite y mantuvo la posición. El madrileño lo volvió intentar a la salida del pitlane, llegando a pisar hierba en un par de incidentes que Dirección de Carrera optó por no sancionar.
Pero Sainz logró al fin superar a Magnussen en pista y cambió de rival para el último tercio de carrera, después de que su compañero Daniil Kvyat no opusiera resistencia al ir con una estrategia radicalmente distinta. La brillante apuesta estratégica de Sauber con Pascal Wehrlein y el Virtual Safety Car dejaron al alemán en una inesperada séptima posición, pendiente de una sanción de cinco segundos por entrar de forma indebida a boxes.
Pese a que podía haber conservado sin más, el de Toro Rosso intentó hasta las últimas vueltas ganarse el séptimo puesto final en pista, algo que fue imposible y debió llegar tras la caída de la bandera a cuadros. Quizá no fue su carrera más brillante, lejos de lo impecable que ha sido en otras ocasiones, pero al menos Carlos Sainz fue protagonista en la carrera de casa. Y él acabó satisfecho y agradecido con el apoyo de la afición.
Foto | Red Bull Content Pool