Posiblemente una de las jornadas más duras que le ha tocado vivir a Carlos Sainz en el Rally Dakar. El piloto madrileño partía a la etapa de hoy junto a Lucas Cruz con la idea clara de recortar algo de tiempo a los pilotos que habían conseguido ayer recuperar posiciones al salir más retrasados y aprovechar la navegación de Nasser Al-Attiyah y de la pareja española. Las malas noticias llegaban muy pronto, concretamente en el kilómetro 38, cuando en una sección de fuera pista, Sainz y Lucas caían muy fuerte en un agujero en el que dañaban la suspensión delantera izquierda y la llanta.
Los desperfectos hacían imposible continuar en carrera hasta la llegada de los primeros camiones de asistencia rápida que le permitieran sustituir el brazo dañado. Las labores de reparación se han extendido durante tres horas antes de poder volver a reemprender la marcha, ya con el cansancio, la frustración y la desmotivación encima y con toda la etapa todavía por delante, en este caso de 331 kilómetros cronometrados y con grandes problemas tanto a los 100 km (un choque de dos coches en una sección entre acantilados había provocado un atasco monumental) como en el fatídico punto del kilómetro 178, lugar en el que los motoristas se han perdido en masa buscando el WayPoint y que por tanto también ha creado el caos entre los coches.
Al final, llegada a meta a más de 4 horas y 53 minutos del tiempo realizado por Stéphane Peterhansel para anotarse la que ha sido su 75ª victoria de etapa. La cara de consternación de Sainz lo decía absolutamente todo, con esa rabia habitual que caracteriza a un ganador nato, a alguien tan perfeccionista y exigente tanto consigo mismo como con los demás que ha tenido que buscar cuál había sido el error todavía en el lugar del incidente. A su llegada a meta, las opciones de conseguir un resultado destacable, incluso de terminar entre los cinco primeros parecen remotas a pesar de que todavía restan 7 etapas para terminar el Dakar 2019.
Aunque parece estar llamado a hacer la labor de gregario tal y como ocurrió el año pasado con sus compañero de Peugeot Sport, aprovechando además esos kilómetros en competición para seguir puliendo el desarrollo del MINI JCW Buggy, la decisión de continuar o no en carrera será tomada durante el mismo jueves, cuando haya comprobado cómo se encuentre físicamente debido a los dolores que le han acompañado desde el momento del aterrizaje en ese kilómetro 38 que quedará marcado en la memoria de Sainz y Cruz
Estoy muy decepcionado, no pensaba tener el problema que he tenido, íbamos a un ritmo bueno, pero no atacando a fondo y nos hemos metido en una zanja, que bajo nuestro criterio, debería de haber estado marcada en el RoadBook. Estoy un poco dolorido del cuello y mañana decidiré si continuo para ayudar al equipo o no, dependiendo de cómo me encuentre físicamente.