Que el Gran Premio de Mónaco no iba a tener una gran historia en cuanto a desarrollo de acontecimientos, era algo que podía esperarse. En este sentido y viendo los resultados, sería fácil concluir que los pilotos españoles vivieron una carrera plácida y sin mucho que contar. Nada más lejos de la realidad, ya que Carlos Sainz tuvo un pinchazo en la primera salida tras un toque con Oscar Piastri y solo la correcta aplicación de la normativa al no pasar todos los pilotos supervivientes por el primer sector antes de la aparición de la bandera roja permitió que el madrileño volviera a recuperar su puesto en parrilla y, con él, la opción perfecta de salvar el fin de semana. Finalmente, el número 55 se llevó un nuevo podio, mientras Fernando Alonso tuvo que conformarse con un incoloro décimo quinto puesto.
Para los pilotos españoles, una vez más la sesión clasificatoria tuvo suertes encontradas. Mientras Carlos Sainz era tercero y por lo tanto partía aspirando a todo (o por lo menos, a todo a lo que se puede aspirar en Mónaco saliendo desde la segunda fila), Fernando Alonso tenía que conformarse con la décimo cuarta posición, superado incluso por su compañero de equipo, un puesto más arriba. Sin embargo, teniendo en cuenta lo difícil que es completar adelantamientos en el trazado del Principado, las expectativas de alcanzar sus objetivos pasaban por la llegada de algún elemento disruptivo en forma de coche de seguridad o Virtual Safety Car que pudieran ayudarles.
La elección de neumáticos era de gomas medias para Sainz y duras para Alonso, pero en la salida, las ruedas tuvieron una importancia distinta en el caso del madrileño, ya que tras un toque con Piastri, sufría un pinchazo que le llevó a detenerse antes de completar incluso el primer sector. Eventualmente, tras la bandera roja, el piloto de Ferrari pudo volver a boxes, reincorporándose a la carrera. Podría haberse quedado sin opciones para el domingo, pero al no haber completado todos los pilotos el primer sector, la resalida se daba con las posiciones de parrilla, de manera que Sainz quedaba salvado por la campana al volver a ser tercero.
De cara a la resalida, para poder aprovecharse de la normativa de la categoría reina que exige montar dos compuestos distintos a lo largo de cada carrera, tanto Sainz como Alonso invertían su lección de neumáticos de la primera salida. Así, el madrileño pasaba a usar gomas duras, mientras el asturiano tenía que lidiar con las medias. Lógicamente, el Aston Martin siempre iba a sufrir para llegar hasta el final, lo que llevó al bicampeón a gestionar el ritmo y pilotar sin presionar en exceso. En este sentido, el equipo intentó aprovechar esta situación para favorecer las opciones de Lance Stroll de sumar puntos, pero un toque con el muro le obligó a realizar una parada más de las previstas. Por su parte, la carrera de Alonso quedó reducida a un adelantamiento sobre Ricciardo en la salida y una duodécima posición que se convirtió en undécima con los problemas del canadiense.
Entre tanto, Sainz gestionó una carrera complicada, persiguiendo a Piastri y perseguido por Norris, que en varios momentos parecía ser capaz de presionar al segundo piloto de Ferrari con solvencia. Sin embargo, la estrechez del trazado monegasco jugó en favor de un Sainz que no perdió la cabeza en ningún momento, lo que le permitió hacerse con una tercera posición tan merecida como afortunada. Tras la primera salida, parecía que estaba todo perdido. Sin embargo, la normativa le echó un capote que el piloto supo aprovechar bien. Ahora, habrá que ir pensando en el futuro, y es que a pesar de sus buenos resultados en lo que llevamos de año, Sainz sigue siendo un ‘desempleado de lujo’ cuyo destino no está nada claro. Red Bull, Mercedes, Audi… y hasta Williams. ¡El tiempo dirá!
