30 minutos para las 12h de la noche. Durante todo el día una imagen en el recuerdo, sin poder parar de dar vueltas en la cabeza. Amarillo, azul y verde. Tres colores que hoy has reconocido miraras donde miraras cuando lo has visto junto. 30 años de la desaparición de Ayrton Senna en aquel fatídico accidente vivido el 1 de mayo de 1994 y tres décadas en la que su leyenda como persona y como piloto no han dejado de crecer.
La historia del piloto que se coronó tricampeón, con 41 victorias de Gran Premio a sus espaldas, pero que se ganó el amor inmortal por parte de una afición al automovilismo que ha ido enseñando a las nuevas generaciones que no convivieron con el mito de Senna, lo alargada que era su sombra en todos los aspectos. Amarillo, azul y verde.
Mucha gente durante el día de hoy se habrá preguntado cómo un diseño tan simple ha conseguido perdurar tanto tiempo y convertirse sin lugar a dudas en el diseño más reconocible de toda la historia del automovilismo, superando al rojo de Michael Schumacher, al de cuadros escoceses de Jackie Stewart o al ‘asturianu’ de Fernando Alonso. Sin embargo, muchos desconocerán cuál es la historia detrás de ese diseño que empleó Ayrton durante toda su carrera como piloto de Fórmula 1.
Corría el año 1979, el pequeño taller de pintura en Sao Paulo fundado un lustro antes por el padre de Alan Mosca recibía a un imberbe Ayrton Senna y a su padre. Querían no, necesitaban encontrar un nuevo diseño para el casco del jovencísimo piloto brasileño. Uno que no sólo fuera visible, sino que también representara a la nación de la que era oriundo Senna. Este último requisito venía también establecido especialmente por la participación de Ayrton en el Campeonato del Mundo en Estoril.
No era su debut en la competición intercontinental ni mucho menos. Senna había quedado sexto en 1979, carrera que se disputó en Le Mans y en la que Ayrton había llevado un diseño todavía más simple, con un casco completamente amarillo para cumplir con el hecho de que los pilotos debían llevar colores representativos de sus países, adornado en este caso en el lateral por una bandera brasileña y por una franja verde longitudinal que partía en dos el casco. Ese mismo año, en el Campeonato Nacional, Senna había empleado un casco blanco con dos franjas azules a su vez conformadas por múltiples líneas diagonales.
Querían un diseño distinto para su segunda presencia en el Campeonato del Mundo, por lo que no dudaron en acercarse al taller de Cloacyr Sidney Mosca (Sid Mosca) para que les ayudaran a encontrar un nuevo diseño. Se mantuvo como base el amarillo, uno con mucha fuerza denominado en muchas ocasiones como ‘Sol’, pero en este caso se acompañó de dos franjas horizontales, una de color verde en la parte superior, coincidiendo con la parte de arriba de la visera, y una azul en la parte inferior.
Los colores elegidos evidentemente hacían referencia a los de la bandera brasileña, con el azul representando el cielo azul de la ciudad de Río de Janeiro por la noche y el verde de la parte exterior del emblema del país en el que nació Ayrton. Se buscaba algo más de agresividad en lugar de las ya tradicionales franjas verticales que se solían ver por parte de los italianos o los estadounidenses. Lo cierto es que a los Senna les gustó tanto, que no volvieron a cambiarlo en la más de década y media en la que estuvo compitiendo Ayrton entre el karting y los monoplazas. Incluso su sobrino, Bruno Senna, decidió hacer una interpretación del mismo durante su carrera deportiva.
En este punto muchos se habrán quedado con la duda sobre el color de la segunda franja, preguntándose el por qué ellos la recuerdan como negra. No es un fallo de memoria, sino que Ayrton fue haciendo algunas variaciones de color durante la década de los ochenta, algo que quedó especialmente patente en los años 1984, 85 y 86, cuando se le pudo ver no sólo con un tono amarillo fluorescente, sino que también se cambió el azul del cielo estrellado carioca por un negro a juego con la decoración John Player Special de su Lotus.
En sus años de McLaren apenas hubo cambios y se decidió incorporar una doble línea para resaltar cada una de las franjas horizontales con los colores de la franja opuesta, algo que se mantuvo prácticamente invariable a su llegada a Williams. Regresó al azul, pero es cierto que los tonos eran muy oscuros y en contraste con la publicidad de ‘Nacional’ puede que siempre pareciera que era negra. Esos colores quedaron por siempre marcados en la memoria de todos los aficionados al automovilismo, como una muestra de homenaje mutuo a esa afición brasileña que lloró desconsolada aquel fatídico accidente del 1 de mayo de 1994.