Tras lo ocurrido en la primera fecha de la IndyCar, en la cual los tres pilotos de Team Penske fueron sancionados al encontrarse un software ilegal de sistema Push to Pass en sus monoplazas, muchas voces se han elevado para cuestionar lo sucedido. Una de las más recientes fue la de HRC US que cuestionó la inherencia de la organización Penske en los elementos que rodean el escándalo puesto que Ilmor, socio técnico de Chevrolet en la serie, también pertenece al mismo emporio.
Declaró David Salters, presidente de Honda Racing Corporation US, que resultaba inconcebible que los ingenieros que se encargan de los motores no advirtieran nada irregular ese día. Ante los señalamientos, el propio Mark Reuss, presidente de General Motors salió al paso para señalar que luego de que la IndyCar hiciera público lo ocurrido, se abrió una investigación interna, con la participación de un bufete de abogados, a todo el personal de Chevrolet afiliado a Penske analizando todos las actividades previas que realiza el personal antes de encender los motores.
Según explicó Reuss, la investigación arrojó que los ingenieros de Chevrolet no han podido estar al tanto de la modificación ilegal del software, en tal caso habría que interrogar al personal de Ilmor Engineering puesto que es la empresa que prepara y suministra los V6 turbo a la IndyCar. Si bien Ilmor y Chevrolet conforman una sociedad en la IndyCar, cada quien cumple con una función y por ello el fabricante no quiere ver su nombre involucrado en un escándalo como la descalificación de Josef Newgarden por utilizar un sistema que estaba desactivado para sus rivales.
En palabras de Mark Reuss:
Respetamos la decisión y las acciones de la IndyCar, así como el compromiso del equipo Penske de mejorar sus procesos y controles. Chevrolet contrató a un bufete de abogados externo para realizar una revisión exhaustiva del asunto y no encontraron evidencia de que algún empleado nuestro tuviera conocimiento o participación en el asunto.
Vía RACER
