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Cinco historias poco conocidas sobre Gilles Villeneuve

Hoy se cumplen 35 años desde que falleció Gilles Villeneuve en Zolder, un fatídico 8 de mayo. Son 35 años sin uno de los pilotos con más talento puro que la Fórmula 1 ha visto en toda su historia pero también tres décadas y media sin uno de los hombres más genuinos y apreciados de su época. Sus historias han sido contadas tantas veces que son casi un poema épico. Por no volvernos redundantes en recordar un personaje que a pesar de todo lo merece, revisamos cinco anécdotas sobre su carrera deportiva que son menos conocidas que sus duelos con René Arnoux y Alan Jones o sus gloriosas victorias en Mónaco y el Jarama en 1981.

Un olvidado título de campeón del mundo

Una de las mayores «injusticias» -si es que puede hablarse de injusticias en el automovilismo- de la carrera deportiva de Gilles Villeneuve es el hecho de que nunca llegara a ser campeón del mundo. Pero en realidad habría que matizar la afirmación… El piloto canadiense no logró ser coronado como el mejor piloto del mundo en cuando a automovilismo se refiere. Su paso por las categorías menores en América y la Fórmula 1 entre 1977 y 1982 sí le llegaron a ver como subcampeón del mundo una vez, en 1979, pero nunca llegó a imponerse a lo largo de un año a todos sus rivales, aunque se podría argumentar que en cierta forma fue campeón al ganar Ferrari el título de constructores en 1979.

Donde sí lo hizo fue en el mundo de las carreras de motos de nieve. La historia de que gran parte del buen control sobre el coche -sobre todo en condiciones de poco agarre y poca visibilidad- de Gilles Villeneuve provenía de su época allí es bien conocida. Pero no tantos saben que en 1974 el futuro piloto de Fórmula 1 se impuso en el World Championship Snowmobile Derby que se celebra anualmente en Eagle River, Wisconsin en Estados Unidos con una Alouette. A nivel de resultados, fue el mejor momento de un Gilles Villeneuve que a pesar de labrarse su mayor fama en el automovilismo no consiguió el título de campeón del mundo. Aunque muchos dirán que lo que obtuvo fue mucho mayor.

Villeneuve fue considerado como uno de los mejores pilotos de motos de nieve de su generación e incluso cuando decidió pasarse a los coches, se mantuvo en activo en la nieve y de hecho fue patrocinado por Skiroule, la marca para la que competía en las frías pistas americanas. También su hermano, Jacques Villeneuve -no confundir con su hijo-, logró ganar el World Championship Snowmobile Derby. «Jacquo» lo hizo en tres ocasiones, en 1980, 1982 y 1986, siempre con Ski-Doo. Fue el primer piloto en ser tricampeón, algo que desafortunadamente su hermano no llegaría a ver, pues falleció apenas unos meses después del segundo título.

Un encendido debut con McLaren

La carrera deportiva de Gilles Villeneuve es recordada por el color rojo de la Scuderia Ferrari. Con ellos disputó un total de 66 Grandes Premios, ganando en seis de ellos y subiéndose al podio en trece ocasiones. El canadiense fue piloto de Maranello a lo largo de sus cuatro años completos en la Fórmula 1, además de dos carreras en 1977 y cuatro en 1982. Un hombre ligado de forma legendaria a la marca del Cavallino Rampante. Pero lo que no siempre se recuerda -aunque seguramente sea la anécdota más conocida de las mencionadas aquí- es que su debut en la categoría reina llegó de la mano de McLaren en el Gran Premio de Gran Bretaña de 1977.

El piloto canadiense se subió a un McLaren M23 mientras James Hunt y Jochen Mass competían con los novedosos M26, aunque estaba encuadrado dentro de la estructura oficial del equipo de Teddy Mayer. En los entrenamientos libres se salió de pista en todas las curvas del circuito de Silverstone, lo que llevó a muchos a bromear sobre la aparente ausencia de talento de un novato que para muchos no tenía lugar en la Fórmula 1. Pero Villeneuve tenía un plan y cada salida de pista le mostraba exactamente dónde estaba el límite, con lo que en cuanto dio una vuelta sin equivocarse logró el noveno mejor tiempo del fin de semana, mientras Mass era undécimo con el coche nuevo.

En carrera, firmó la quinta vuelta más rápida y habría llegado a los puntos de no ser por una parada no prevista al detectar que la temperatura de su motor estaba subiendo de forma inesperada. No estaba llevando el coche más allá del límite, el indicador estaba averiado. Para cuando el equipo se dio cuenta, el piloto había perdido dos vueltas y cualquier posibilidad de debutar a lo grande pero para la prensa su actuación no había pasado desapercibida. Muchos opinaron que Villeneuve estaba destinado a pilotar para ese mismo equipo en 1978, disputando además por lo menos dos carreras adicionales en 1977 pero no fue así. Teddy Mayer vio un potencial similar en Patrick Tambay, de quien valoró su menor propensión a sufrir accidentes.

La herencia de James Hunt y Niki Lauda

Curiosamente, Gilles Villeneuve llega a la Fórmula 1 con una relación directa tanto con James Hunt como con Niki Lauda, lo que le sitúa en un lugar curioso dentro de una de las rivalidades -que no enemistades- más famosas del mundo de las carreras. De hecho su debut en McLaren llegó tras ser recomendado por James Hunt al jefe de la escudería, Teddy Mayer, tras encontrarse los dos pilotos en una carrera de Fórmula Atlantic. Hunt fue batido por este desconocido canadiense y tras ver de lo que era capaz en el difícil circuito de Mont-Tremblant, insistió a McLaren para que le ficharan, demostrando que entendía de talento puro.

Precisamente Hunt fue su primer compañero de equip en el Gran Premio de Gran Bretaña de 1977 junto con Jochen Mass. Sólo compartieron equipo en una carrera, puesto que Mayer no quiso seguir colaborando con Villeneuve y esto le dejó sin equipo para 1978. Entonces llegó Ferrari, con quien llegó a probar antes de la inevitable marcha de Niki Lauda de la escuadra. De hecho, estaba previsto que Villeneuve compitiera en el Gran Premio de Canadá con un tercer Ferrari, motivo por el cual su dorsal fue el 21 y no el 11 de Lauda, ya que así había sido inscrito inicialmente. De esta manera, Villeneuve llegó a la Fórmula 1 reemplazando al austríaco.

Una conclusión curiosa de los años 70 ya que el duelo más mediático de la década confluyó a través de la recomendación de Hunt y la marcha de Lauda de Ferrari en un joven talento que iba a sacudir la Fórmula 1 en los años venideros. Los tres pilotos coincidieron en pista durante toda la temporada de 1978 y las primeras carreras de 1979, antes de la retirada de Hunt. También Lauda acabó fuera de la categoría reina ese mismo año, antes de volver a la acción en 1982. Curiosa aunque lógicamente teniendo en cuenta sus máquinas en ese tiempo, no coincidieron nunca en el podio -aunque Villeneuve fue segundo en Long Beach en 1982 tras Lauda antes de ser descalificado-.

Dos hermanos en pista

Gilles y Jacques Villeneuve -Sénior, hermano del piloto de Ferrari y tío del campeón del mundo de 1997- coincidieron a menudo en el mundo de las motos de nieve, algo que suele ser mencionado a menudo cuando se habla de la historia de los dos pilotos en su Canadá natal. Menos reseñada es la participación de Jacques Villeneuve en la Fórmula 1 en 1983 y sobre todo 1981. Su primera vez llegó en el Gran Premio de Canadá de 1981, donde aprovechando la popularidad de su hermano mayor y la fiebre de la Fórmula 1 en el país norteamericano, se las arregló para obtener un volante con el equipo Arrows.

Desafortunadamente para los aficionados canadienses, la familia y sobre todo Jacques Villeneuve, no logró ser lo suficientemente rápido como para clasificarse para la carrera y tuvo que ver la acción a pie. Por lo menos Gilles Villeneuve dio un espectáculo memorable al terminar tercero a pesar de romper el alerón delantero de su Ferrari. Aún hoy se recuerdan las imágenes del alerón soltándose en plena recta. «Jacquo» lo volvió a intentar en la última carrera del año en el Caesars Palace de Las Vegas pero tampoco logró clasificarse esta vez aunque estuvo más cerca que en Canadá.

Fueron las dos únicas veces que los hermanos compartieron pista en la Fórmula 1, siempre en los entrenamientos, con muy pocas imágenes de los dos coches juntos. Jacques Villeneuve volvió a intentar disputar un Gran Premio en 1983 con un RAM, ayudado por Bernie Ecclestone. La participación estuvo esta vez más cerca que nunca -cuatro décimas del último clasificado para la carrera- pero aún así volvió a quedarse sin poder tomar la salida. Fue la última vez que un Villeneuve estuvo en la categoría reina hasta el debut del «otro» Jacques Villeneuve en el Gran Premio de Australia de 1996 con Williams.

Team Villeneuve, el equipo que nunca fue

A lo largo de 1982 la situación en Ferrari se volvió insostenible tras lo ocurrido en el Gran Premio de San Marino entre sus dos pilotos. Por ello, se habló de la posibilidad de que Gilles Villeneuve dejara Ferrari y terminara en otro equipo, posiblemente McLaren o Williams. Pero incluso antes de aquello, el canadiense tenía ya otras ideas en mente. Villeneuve quería convertirse en jefe de su propio equipo de la misma forma que lo habían hecho otros como Jack Brabham, Bruce McLaren, John Surtees o más recientemente Graham Hill, aunque no por ello dejaría de pilotar. De hecho, su intención era ser él mismo quien pusiera el coche en pista.

Las negociaciones se pusieron en marcha y Villeneuve logró convencer a Gérard Ducarouge para que le diseñara el coche y a Marlboro para que pusiera el dinero, aunque luego llegaron las dudas. Incluso llegó a hablar con Enzo Ferrari para que el equipo pudiera usar los motores italianos, a lo que el «Commendatore» no supo o no quiso negarse, aceptando la petición. Para Villeneuve, quien no se preocupaba demasiado por los resultados del equipo a final de año y sólo quería poder ser lo más veloz en cada carrera, el plan era usar los potentes motores turbo Ferrari en los circuitos rápidos y montar propulsores Cosworth atmosféricos en los trazados más lentos.

Se trataba de un plan verdaderamente atractivo por el número de elementos «potentes» involucrados en lo que habría recibido el nombre de «Team Villeneuve». Desafortunadamente, el canadiense falleció tras un accidente en los entrenamientos clasificatorios del Gran Premio de Bélgica de 1982 y su idea desapareció por completo al faltar el impulsor del proyecto. La historia jamás sabrá si aquello habría acabado pasando o no, aunque sería interesante hacer una reflexión sobre lo que habría ocurrido en caso de haberse llevado Villeneuve el título de campeón del mundo de Fórmula 1 de 1982…

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