Más de tres meses a la espera de un comunicado que llegaba a finales de verano, aprovechando que el estío es considerado en muchas ocasiones como un nuevo comienzo dentro del año, una segunda oportunidad para brilla en el automovilismo. Después de esos 97 días de parón, José Antonio ‘Cohete’ Suárez se ponía frente a las cámaras para dar las buenas nuevas. Es hora de volver a ponerse el mono ignífugo de las carreras y colgar el de los entrenamientos con sus amigos y el de trabajo. Es el momento de llamar la atención de cara a una temporada 2020 en la que seguir creciendo.
El praviano, Campeón de España de Rallyes de Tierra en 2017, comenzó el año compitiendo por segunda temporada consecutiva con un Hyundai i20 R5 hasta que decidió poner punto y final al proyecto después de mantener un bonito duelo con Iván Ares en Adeje. Ahora el asturiano ha vuelto a llenar el depósito de combustible y ya cuenta con una nueva montura para al menos dos pruebas más este año; el Rallye Princesa de Asturias y el Rally de Catalunya.
Esas son las citas que por ahora se encuentran programadas, ambas con un Skoda Fabia R5 que en teoría debe llegar de las manos de Calm Competició, estructura que ya ese encarga actualmente de afinar la unidad que está empleando Xevi Pons en el CERT y en el Supercampeonato de España. La intención, además de la de pelear por la victoria frente a sus paisanos es que Cohete pueda, llegado el caso, restar puntos importantes también a Pepe López en su batalla con el catalán.
En cuanto a la cita española del Mundial de Rallyes, se espera que Cohete Suárez no sea el único piloto nacional al volante de un R5. Además de la posibilidad de que Pepe López pueda tomar parte de la misma con su Citroën C3 R5, a la espera de que lleguen las evoluciones que ha estado probando Mads Ostberg durante las últimas semanas para el modelo de la firma de los dos chevrones. La posibilidad de ver a otros nombres como Nil Solans, ausente en Alemania por falta de presupuesto, y del flamante vencedor del ERC3 Junior, Efrén Llarena, podrían dejarnos un bonito duelo entre ‘los nuestros’.