Sin duda fue la imagen de la jornada de ayer. El Dakar está plagado de solidaridad y de historias de compañerismo en la arena, sin embargo, la de la etapa del domingo estuvo lejos de tener un final feliz. Roberto Recalde, uno de los pocos paraguayos en carrera, estaba siendo ayudado para ser remolcado después de quedarse atascado en una subida a una duna. Al quedarse sin potencia, el coche quedaba en posición paralela a la cresta de la duna, sin capacidad de salir del entierro sin ayuda.
No dudó otro de los participantes el echar una mano a Recalde y su copiloto, Juan José Sánchez, aunque no lo hizo de la forma correcta. Pendiente, coche semi-enterrado, otro vehículo tirando de él casi en un ángulo recto mientras las ruedas del primero no están ni tan siquiera direccionadas hacia el camino a seguir… En resumen, vuelco seguro que terminó con hasta 10 vueltas de campana para la maltrecha pick-up Isuzu (se quedó sin tracción total) que después tuvo que ser reparada en la parte más baja de la duna. Afortunadamente todos resultaron ilesos, pero nos deja una buena muestra de cómo no remolcar un coche en la arena del desierto. Hoy, siguen en carrera y ya están en el WP3.