Cuando se cubren las 500 Millas de Indianápolis, lo más lógico suele ser centrarse en los grandes nombres, tanto de equipos como de pilotos. Los Penske, Ganassi y Andretti están un paso por delante del resto tanto en capacidad técnica como en pilotos disponibles y estructuras como las de Sam Schmidt, Dale Coyne, Rahal o Ed Carpenter son capaces de cuando en cuando de ponerles en aprietos. Pero la principal cita de la IndyCar Series permite la participación de equipos más modestos al extender su parrilla hasta los 33 participantes y atraer más patrocinadores que cualquier otra carrera.
Para muchos de estos equipos, el principal hándicap en esta edición de 2017 es el tener que usar el motor y el aerokit de Chevrolet, al haber alcanzado rápidamente Honda su cupo máximo de clientes para esta carrera (razón por la cual Stefan Wilson debió ceder su asiento a Fernando Alonso). Sebastián Saavedra, que cerró a última hora un acuerdo con Juncos Racing para participar en el debut de este equipo en IndyCar Series, lo señaló como el primer factor de su falta de velocidad y tanto él como Gabby Chaves, también colombiano y piloto de Harding Racing, consideraban que la principal diferencia entre Chevrolet y Honda se encuentra actualmente en el motor.
Sin embargo Saavedra y Chaves afrontan esta cita desde perspectivas bastante diferentes. Junto a Sage Karam, que corre para una estructura consolidada en IndyCar Series como Dreyer & Reinbold aunque en los últimos tiempos ésta se dedique a correr sólo en Indianápolis, Gabby Chaves ha sido de los pilotos en equipos pequeños que más han destacado en entrenamientos si bien partirá 25º. Pero se mostraba optimista durante el Media Day y aseguraba que «hemos estado bastante competitivos y esperamos tener una buena carrera”.
Para ello cuenta con el asesoramiento de un doble ganador de las 500 Millas como Al Unser Jr., quien le ha venido insistiendo en la importancia de ser paciente en carrera: «Siempre me recuerda que este es un lugar en el que se necesita paciencia, necesita pensar uno las decisiones y todos los cambios que se realizan en el coche (…). Ya puedes meter al mejor piloto del mundo, que si el coche no va, no va». En todo caso sus miras van más allá de lo que ocurra este domingo: Harding aspira a convertirse en equipo a tiempo completo en 2018 tras disputar las citas de Texas y Pocono este año. ¿Ayudará a su adaptación la introducción de un nuevo aerokit único la próxima temporada? Chaves asintió, pero recordó también que «los equipos grandes con más coches pueden tener más información, van a poder hacer cambios más rápido y van a tardar mucho menos en llegar a ese punto óptimo que un equipo pequeño de un solo coche».
Similares ambiciones presenta Juncos Racing, que esta pasada pretemporada se hizo con el material de KV Racing y espera dar un salto adelante la próxima temporada. La estructura tiene un marcado caracter latinoamericano no sólo por la presencia de Saavedra sino también por el origen argentino de Ricardo Juncos su propietario. El colombiano aseguraba que esto «hace que las cosas fluyan un poco más fácil» y subrayaba que «él también está abierto a aprender. Es mi sexta oportunidad en esta pista, también tengo mucho que aportar».
Eso sí, no puede olvidar que una de las principales consignas es evitar daños materiales («esa es la mentalidad con la que uno debe siempre entrar. Si uno está pensando que algo malo va a pasar posiblemente vaya a pasar»), en especial tras el accidente de su compañero Spencer Pigot, quien también nos reconoció lo complicado que resulta mantener la cabeza fría y evitar querer correr más de lo debido cuando disputas una gran cita como las 500 Millas. En todo caso Sebastián Saavedra también quiso dejar claro que «a nivel de material estamos muy bien equilibrados. No tenemos nada viejo, no tenemos miedo a una rotura por fatiga del material. Ahora lo que tenemos es una falta de velocidad que viene de muchos factores (…). Estos equipos grandes llevan años puliendo la pintura y demás, nosotros tuvimos un par de meses, entonces fuimos realistas desde un comienzo».
Por último tampoco podemos dejar de lado el hecho de que muchos de estos equipos inscritos ex profeso para Indianápolis cuentan con pilotos que durante el resto del año compiten en otras categorías o directamente no practican automovilismo. Es el caso de Buddy Lazier, un clásico de las 500 Millas y vencedor en 1996, que aprovechando el patrocinio de la cadena de gimnasios D1 propiedad de Jeff Teague, base de los Indiana Pacers de la NBA, reconoció que «con la edad que tengo, me tomo la preparación física de forma muy seria y mi entrenamiento personal es algo en lo que debo implicarme a fondo». Saavedra por su parte ha venido corriendo en rallycross últimamente, lo cual implica cambios claros en la preparación física, señalando las fuerzas g constantes «durante diez segundos» y la tempertura como principales enemigos: «Es un mundo muy diferente. El de la IndyCar es un coche demasiado físico y la gente no alcanza a entender el nivel de atletas que tenemos que ser los pilotos para manejar un bólido de estos».
Es muy complicado que cualquier de estos nombres esté en la pomada durante las treinta últimas vueltas del próximo domingo, pero su presencia en pista es tan importante para la IndyCar Series como la de cualquier otro equipo y desde luego cualquier buen resultado final será una merecida recompensa a su esfuerzo.
Fotos | IndyCar Series