Que el Gran Premio de la Emilia-Romañana iba a ser una carrera difícil para los pilotos españoles, era algo que se sabía. Tras un viernes y un sábado sin demasiados puntos de brillo en ninguno de sus casos, la séptima carrera de la temporada se planteaba esta vez con objetivos más modestos para Carlos Sainz y Fernando Alonso. Al final, el piloto madrileño se hizo con la quinta posición, superado en carrera por Oscar Piastri, mientras el asturiano vivió una carrera anónima en la que terminar fue la única buena noticia en una prueba sin recompensa en forma de puntos para el bicampeón.
La jornada del sábado tuvo suerte dispar para Carlos Sainz y Fernando Alonso. Mientras el madrileño lograba clasificar en quinta posición, su compatriota asturiano quedaba relegado al décimo noveno puesto, tras un accidente en los terceros libres y un problema técnico que le obligaba a abortar su segundo intento de vuelta rápida en la Q1. De esta forma, el piloto de Aston Martin quedó eliminado a las primeras de cambio. Sainz llegaría a la Q3, aunque superado claramente por su compañero de equipo, más competitivo a lo largo de todo el fin de semana en el circuito de Imola.
En cuanto al inicio de la carrera, este no habría podido ser más distinto para los pilotos españoles. Mientras Carlos Sainz tomaba la salida desde su posición de parrilla, cuarto tras la penalización a Oscar Piastri, Fernando Alonso arrancaría desde el pit-lane. El motivo es que, tras los problemas de la jornada del sábado, Aston Martin no pudo reemplazar todas las piezas del coche del asturiano con la misma especificación que había arrancado la sesión clasificatoria. De esta forma, al romper el Parque Cerrado, el bicampeón se veía obligado a partir desde boxes y no hacerlo desde la décimo novena posición que le habría correspondido.
Referente a la elección de neumáticos, Sainz optó por la misma opción que la gran mayoría de pilotos, partiendo con goma media, mientras Alonso elegia los neumáticos blandos para intentar remontar todo lo que fuera posible a lo largo de las primeras vueltas… pero sobre todo, esperando un Safety Car en el momento adecuado para montar goma dura e ir hasta el final. En la salida, ambos mantuvieron sus posiciones, sin cambios a pesar del tímido intento de Sainz en la primera chicane de superar a Leclerc. Llegada la vuelta 8, Alonso era precisamente el primer piloto en pasar por boxes, deshaciéndose de la goma blanda para montar el compuesto duro que debería usar hasta el final.
Sainz realizó su parada en la vuelta 27, volviendo a pista por detrás de Piastri, en quinto puesto real, aunque era sexto en pista al estar Pérez por delante a falta de su propio paso por boxes. Tres vueltas fueron suficientes para que el Ferrari dejara atrás al Red Bull para recuperar el orden establecido de carrera, antes de que el Red Bull acabara eventualmente realizando su parada también diez vueltas más tarde. Entre tanto, Alonso había escalado hasta la décimo quinta posición y buscaba pelear con su antiguo compañero de equipo en Alpine, Esteban Ocon. Pero con poco que conseguir, la única esperanza estaría en un coche de seguridad, lo que llevó al equipo a detener a Alonso por segunda vez y montar neumáticos medios.
Sin mucho más por lo que pelear, la carrera terminó sin mayores sorpresas ni ninguna aparición del Safety Car. Así, Carlos Sainz cruzó la bandera de cuadros en quinta posición, en tierra de nadie y con un resultado insuficiente para estar realmente satisfecho. Por su parte, Fernando Alonso iba camino de evitar la última posición tras su segunda parada, habiendo adelantado en pista a Sargeant, cuando realizó aún una parada más para montar neumáticos blandos para intentar firmar la vuelta rápida -esta acabaría en manos de George Russell- antes de cruzar la línea de meta por última vez.