Si alguien todavía tenía dudas acerca de lo que sería capaz Ott Tänak, este fin de semana se las debería haber despejado todas. El estonio ha sobrevivido a la salida de un equipo oficial, a la decepción de dejar escapar su primera victoria, ha cambiado de copiloto y ha tenido que soportar la presión que supone tener en el mismo equipo al por aquel entonces tetracampeón del Mundo. El pasado invierno decidió abandonar su equipo de toda la vida para recalar en una formación que en teoría tenía un jefe de filas definido, con un coche que al contrario que en el caso del Ford Fiesta WRC, él no había ayudado a desarrollar. Este párrafo resume en pocas palabras lo que han sido las últimas temporadas de un piloto que seguramente ha sido el que más proyección ha mostrado entre los principales pilotos del Mundial de Rallyes. Pasó de pensar en una retirada temprana, en dedicarse a un negocio familiar, a ser la alternativa al dúo Neuville-Ogier. Ha llegado la hora de Tänak.
Su actuación en Argentina sigue representando la gran sintonía demostrada con el Toyota Yaris WRC que ya pudimos ver tanto en Monte-Carlo como en Córcega. Una actuación sobre tierra que le permite ser la gran referencia del equipo después de que Jari-Matti Latvala haya tenido uno de esos inicios de temporada que marcaron su paso por Volkswagen. El finlandés comenzaba la prueba sudamericana autodescartándose en 2018 y asegurando que se centrará en la lucha por las victorias parciales, sin embargo, su segundo abandono consecutivo sin posibilidad de reenganche ha supuesto un duro golpe anímico tanto a Latvala como a su copiloto.
No llega en el mejor momento, con Jari-Matti sufriendo para sentirse inspirado y adaptado con su vehículo. Tampoco ayuda ver a Tänak exhibiendo este buen ritmo y consistencia. Cinco pruebas le han costado alzarse con su primera victoria al estonio, con casi una treintena de triunfos parciales que ha sumado en su brillante inicio de 2018. No pudieron con él los Hyundai, tampoco Sébastien Ogier ni Kris Meeke. Todos ellos terminaron rindiéndose a la superioridad de Ott después de su brillante jornada del viernes. Sólo un error o un cambio radical de meteorología podían frenar la inconmensurable actuación de Tänak y su copiloto, Martin Järveoja. A 28 puntos del liderato de Ogier, nada parece imposible.
En Hyundai quedaba la sensación agridulce de haber podido terminar con dos coches en el podio, sin embargo, también era otra oportunidad perdida en materia de victorias, mientras que Sébastien Ogier sigue sumando, con la máxima de no tener abandonos. Los puntos de la Power Stage, sumado a la segunda plaza y la colaboración de Dani Sordo al terminar por delante de Ogier son un balance positivo del fin de semana. La actuación del cántabro, especialmente con su papel en los tramos del sábado nos dejan a un piloto cada vez más confiado en tierra, al que sin duda le está beneficiando el disputar los rallyes que más le gustan sobre esta superficie. No hay dudas, sabe cómo se adapta el coche mejor a su forma de pilotar en estas pruebas y no se generan dudas o desconcierto tratando de buscar otras formas de recuperar ese tiempo.
La evolución de motor tuvo opiniones encontradas, siendo Andreas Mikkelsen, quizás el más desapercibido de los tres, el que aseguró que más la había notado. En el caso del noruego, se le sigue resistiendo su gran resultado con Hyundai (sólo ha subido al podio este año en Suecia), con una quinta plaza que sabe a poco pero que en la que obviamente tuvo gran parte de culpa el pinchazo sufrido. A sólo 4 segundos de Ogier y sabiendo que Neuville y Sordo serían los encargados de sumar para marcas, queda por saber si se podría haber hecho algo más para restar aún más puntos al francés. En Portugal una nueva oportunidad, en este caso con cuatro coches y con un Paddon con más ganas que nunca después de estar en el banquillo desde la cita escandinava.
Con el protagonismo acaparado por parte de Tänak, quedaba en un segundo plano que la racha negativa de Citroën Racing se prolongaba otro rally más, con el pinchazo de Kris Meeke que le apartaba de las posiciones de podio y el error en forma de vuelco de Craig Breen. El irlandés, sin continuidad y con poca experiencia en el Rally de Argentina, tiene excusa para cometerlos. Faltos de ritmo los hombres de M-Sport, Teemu Suninen y Elfyn Evans, así como Esapekka Lappi. El que menos errores cometió, Evans, fue capaz de arrancar un valioso sexto puesto.
En WRC2, Pontus Tidemand se llevaba el triunfo tras el fuerte accidente sufrido por Kalle Rovanperä en la penúltima especial. En esos momentos, el finés estaba siendo la referencia parcial tras parcial en dicha especial, algo que no daba en principio pie a la remontada del vigente campeón de la categoría. Afortunadamente la salida de pista acababa con todos los coches muy dañados, pero en este caso sin repercusiones personales ni para pilotos ni aficionados. En cuanto a Nil Solans, de nuevo de menos a más, después de que los problemas mecánicos hayan hecho que la pesadilla se haya prorrogado por tercer rally consecutivo. Los tiempos son prometedores de cara a pruebas que el campeón del JWRC y WRC3 en 2017 conoce mejor.