Fue una de las ediciones del Rally de Suecia más atípicas de los últimos años. Las altas temperaturas terminaron por hacer mella en la cita invernal y solo el esfuerzo de los organizadores, así como las frías noches vividas pudieron llevarnos finalmente a la tranquilidad de que la prueba finalmente se celebraría íntegramente… Eso, y la decisión de dar a los equipos más juegos de neumáticos para disputarla con la confianza justa para lanzarse a toda velocidad por los caminos forestales plagados de hielo y nieve, sabedores de que no había la red de seguridad que suelen ser los snowbanks.
Pero lo cierto es que fueron muchos los frentes deportivos que nos hicieron por momentos olvidarnos de esa masa oscura que empezaba a surgir en los tramos donde debía haber un manto blanco y puro de nieve. Imposible fijarnos en las condiciones meteorológicas cuando Ott Tänak se había puesto sus mejores galas para conseguir lo que su padrino, Markko Märtin, no pudo lograr en la temporada 2005, cuando quedó segundo clasificado en la cita escandinava al volante del Peugeot 307 CC WRC.
Séptima victoria para Tänak y un modus operandi que prácticamente se está repitiendo en cada uno de los triunfos. Cada vez que el estonio llega al liderato, únicamente problemas como el pinchazo en el Rally de Catalunya o el abandono por problemas de motor en Gales, pueden apartarle de completar la prueba en el primer puesto. Actuaciones repletas de consistencia, inteligencia, capacidad de gestión y superioridad que lo han hecho pasar de ser un piloto al borde del precipicio hace apenas cuatro años a el gran candidato a frenar la racha de Sébastien Ogier tras seis títulos mundiales.
Precisamente el francés tiene que empezar a quizás fijarse más al que un día fue su compañero en M-Sport, ese mismo al que llevó en volandas después del amargo final del Rally de Polonia 2016, en lugar de contemplar como principal y único rival al cuatro veces subcampeón del Mundial de Rallyes, Thierry Neuville. De Tänak no solo se debe decir que tiene uno de los mejores coches, sino que además es uno de los pilotos capaces de ganar en prácticamente todas las superficies. Si hacemos un repaso a dónde se han producido estas siete victorias, Ott tan solo ha repetido en Alemania. Sobre nieve en Suecia, en las rapidísimas pistas de Finlandia, en los técnicos tramos argentinos o en la dureza de Cerdeña. Prácticamente ha cubierto todos los registros y en todos ellos ha sido capaz de hacerlo con una jerarquía que muchos no hubieran relacionado con el tímido piloto estonio que por primera vez es líder del WRC.
Ahora le tocará lidiar con el siempre peligroso orden de salida del Rally de México, situación que el año pasado desquició al propio Thierry Neuville aunque se repitió a sí mismo que estaría encantado de abrir pista por ser líder del campeonato. El primer objetivo de Tänak está conseguido; empezar una campaña sin ceder demasiados puntos, sabedor de que sus segundas partes de campeonato suelen ser muy buenas, seguramente mucho mejores que las del belga de Hyundai y a la altura de un maratoniano como es Sébastien Ogier, capaz de mantener la concentración durante 11 meses por mucha que sea la tensión. Empieza un Mundial nuevo con la promesa de incluso ser más emocionante que el anterior, cuando precisamente la cita norteamericana fue el final prematuro y el inicio responsable de la épica firmada por Ott en 2018.
En Suecia fue Ogier el que falló, aunque sin duda pudo haberle pasado a cualquiera, entre ellos al propio Thierry Neuville en sus hasta tres visitas a los bancos de nieve. Esa, llamémosle “suerte”, que ha acompañado a Ogier en otras ocasiones le llevó al de Gap a tener una salida de pista en la que el Citroën C3 WRC apenas quedaba dañado, pero que debido a la ausencia de aficionados las opciones de regresar a la competición fueron nulas. Apenas dos puntos en la Power Stage en el que es el primer gran error del francés este año… aunque no suele ser un piloto que tenga dos lapsus así por temporada. Neuville perdió un nuevo mano a mano con uno de los dos pilotos de Citroën Racing, pero fríamente debe estar satisfecho con el botín del fin de semana gracias al tercer puesto y los cuatro puntos extra. Todo ello además librándose de abrir pista en México y repetir el vía crucis de la edición 2018.
En cuanto al resto, valorar de forma muy positiva el rally realizado por Esapekka Lappi. El finlandés pasó de estar a punto de quedarse fuera de carrera por un vuelco a asaltar la segunda posición del podio después de mantener un competido mano a mano con los hombres de Hyundai. Precisamente se echó de menos algo más por parte de Andreas Mikkelsen en ese momento. Su salida de pista el sábado lo dejó a los pies de los caballos y su ritmo cuando tuvo que reaccionar no estaba a la altura del que mantenían en esos momentos Lappi y Neuville. Afectará a su moral saber que ya lleva más de un año sin subirse al podio.
Aunque no brilló, Kris Meeke por ahora está cumpliendo con el equipo Toyota. Sexto de la general, el británico esta cuarto del Mundial, mientras que Jari-Matti Latvala ha vuelto a completar un mal inicio de temporada. Quinto en Monte-Carlo, las dos salidas en Suecia lo ponen en una situación muy delicada a pesar de llegar a ser líder brevemente tras el quinto tramo. Fue un rally en el que los finlandeses fueron protagonistas, aunque se lamentó que Teemu Suninen no pudiera seguir el tren de la lucha por el triunfo. Janne Tuohino por su parte llevó a la meta a su Ford Fiesta WRC, décimo y recordando viejos tiempos. Misión cumplida.
Jornada de despedidas, algunas a tiempo completo, como la de Marcus Grönholm, muy emocionado al cruzar la meta después de un rally repleto de problemas, y otras parciales, como las pequeñas vacaciones de Sébastien Loeb tras mes y medio en los que el alsaciano y su copiloto, Daniel Elena, apenas han pasado por casa. En Córcega regresarán, en este caso con serias opciones de victoria. Situación distinta la de Pontus Tidemand, con futuro incierto después de su mini programa con el Ford Fiesta WRC alquilado… En México de vuelta a la situación de solo ver dos unidades sumando puntos para el equipo M-Sport.
Ostberg ganó a la primera, pero ni él mismo estaba demasiado convencido, Kalle Rovanperä perdió por segunda vez la oportunidad de transformar su rapidez y scratchs en una victoria, mientras que a Gus Greensmith se le notó la inexperiencia en este terreno. Jari Huttunen, Ole-Christian Veiby y Johan Kristoffersson nos dejaron una gran espectáculo en la versión “civil“ de WRC2, mientras que entre los R5 se produjo el curioso hecho de ver a la pareja de Craig Breen, Tamara Molinaro, terminar circunstancialmente por delante del que ha sido su sustituto en Citroën, Sébastien Ogier. No se puede cerrar este Control Stop sin destacar la actuación inteligente y madura de Jan Solans, posiblemente uno de los que menos experiencia tenía en estas condiciones y el cual logró arañar un espectacular tercer puesto en la primera cita del JWRC. La próxima, sobre asfalto, promete ser la primera opción clara de victoria para el pequeño de los hermanos Solans.