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Control Stop. Llamados a cambiar la historia del Mundial de Rallyes

Con ganas de más. La edición 2019 del RallyRACC de Catalunya – Rally de España permitió al menos por unos días olvidarse de los problemas más allá del deporte y abrazar el espectáculo del automovilismo. El Mundial de Rallyes afrontaba su penúltima cita del año sabiendo que podría pasar a la historia. Ott Tänak estaba en disposición de cerrar ya el título individual y quería posponer de nuevo las celebraciones hasta Australia, lugar de infausto recuerdo para él después de lo sucedido en 2018 cuando se salió de pista siendo líder y metiendo presión a Sébastien Ogier.

Y lo cierto es que no le fue para nada sencillo al estonio y a su copiloto, Martin Järveoja, no solo por el largo camino hasta llegar aquí, sino porque este fin de semana los Hyundai i20 WRC Coupé estuvieron a un gran nivel en ambas superficies, y especialmente sobre tierra, donde Sébastien Loeb y Dani Sordo sí supieron aprovechar sus posiciones de salida para firmar un triplete provisional que ni tan siquiera aparecía en los mejores sueños del siempre peculiar Andrea Adamo.

Estaba claro que la estructura de Alzenau llegaba a la cita española con el título de constructores en mente y que era plenamente consciente de la dificultad que suponía el recuperar tanta diferencia en el Campeonato de Pilotos. Seguramente lo eran mucho más que Sébastien Ogier y Citroën Racing, los cuales habían puesto todas las fichas y esperanzas en único objetivo y… esta vez no salió rojo.

Más bien salió muy negro, con el fallo hidráulico que dejó sin dirección asistida, sin levas y con problemas de diferencial cuando llevábamos un solo tramo completado. La reacción ‘viral’ de su esposa, Andrea Kaiser y su #Shitroën fue una salida de tiesto que refleja la tensión vivida durante toda la temporada en la que los franceses han estado peleando en desigualdad de condiciones frente a sus rivales. El lenguaje corporal, las declaraciones, las patadas a las tuercas, todo nos mostraba una visión muy distinta a la del Ogier ganador de la última década. Acababa de ser destronado y él era el primero que lo sabía. La rotura de motor de Esapekka Lappi fue el golpe de gracia para un equipo que ya piensa en 2020.

Quedando el título en cosa de dos y la victoria en cosa de cinco, la mañana del sábado sería determinante. Neuville dio el paso adelante que se le ha venido pidiendo durante los últimos rallyes, aunque para sus intereses personales seguramente llegaba tarde. Kris Meeke se autodescartaba después de haber encadenado un par de actuaciones convincentes, dando la razón a Mäkinen cuando les pidió a él y a Latvala que no intentaran igualar el ritmo de Tänak. Todo ello obligó a Ott a dar un paso al frente y no hacer caso a las recomendaciones de su manager, mientras que Loeb y Sordo sufrían mucho para tratar de contener esa avalancha que llegó desde atrás.

Se demostró en esos momentos que Tänak había estado guardando un poco más de rendimiento en su manga, esas dos décimas y medio segundo que fue comiendo la moral de los pilotos de Hyundai que no supieron cómo contrarrestar esta velocidad extra y que solo consiguieron dar una réplica en el tramo urbano de Salou. Fue ahí cuando apareció el Dani Sordo ‘clave’, el mismo que ha salvado puntos determinantes para Hyundai en situaciones en las que todo parecía cuesta arriba.

Se defendió en las tres primeras especiales del domingo y cuando parecía que el objetivo estaba cumplido y que se podría dilatar la consecución del título hasta Australia, apareció el Ott de las mejores ocasiones para llevarse su sexta Power Stage del año y dejar zanjado su primer título del WRC al también arrebatarle la segunda plaza a Sordo. Se guardó ese plus de velocidad hasta el último momento y lo sacó en el momento de más presión, después de cientos de preguntas sobre cómo gestionaría la misma, con el apoyo “envenenado” e incondicional de todo un país y sabiendo que estaba frente a un 3 contra 1 con auténticos especialistas sobre asfalto y en un momento en el que su futuro seguía discutiéndose en cada rincón de la asistencia tras las informaciones de su sorprendente marcha a Hyundai.

Si nos fiamos de la confianza con la que celebraron la victoria en el Paseo Marítimo, podríamos decir que finalmente Adamo si invitó finalmente a cenar a Tänak en aquella fábula que creó para explicar en Alemania que no había tenido conversaciones con el ya Campeón del Mundo de Rallyes 2019. Los rumores apuntan a que no tardó mucho en producirse el encuentro y que el contrato llevaría firmado más de un mes. Ahora se crea un conflicto de intereses si tenemos en cuenta que Hyundai tiene una diferencia de 18 puntos sobre Toyota en el apartado de constructores y que en Australia podríamos tener a Ott peleando contra su futuro equipo. Pase lo que pase, Tänak y Järveoja habían sido capaces de parar 15 años de dominio francés y lo hicieron con solvencia, demostrando velocidad, regularidad e inteligencia.

Hasta luego al Rally de Catalunya en una edición especial:

Una despedida del Rally de Catalunya que puede que no sea larga, ya que tal y como dejó apuntó Manuel Aviñó en uno de sus mensajes en redes sociales, parece que se está trabajando en incluir la cita en la próxima temporada del Campeonato de España de Rallyes de Asfalto, allanando de esta forma toda esa transición hacia la prueba de asfalto que tendrá que hacer el RACC para la temporada 2021 y trabajando con instituciones en un itinerario que debe encontrar carreteras suficientes para acoger la cita mundialista en su regreso.

No todo fueron alegrías para Thierry Neuville, ya que los comisarios deportivos para esta cita decidieron castigarle con 25.000 euros de sanción por hacer trompos en la zona previa al podio de llegada. El belga, que ya acumula unas cuantas ‘recetas’ durante esta temporada, incluida una por hacer trompos en Argentina, no deberá abonarlos íntegramente (pagará 5.000) a no ser que reincida en los próximos 12 meses, pero no deja de ser curioso la cierta rigidez de la FIA en según qué casos, especialmente después de ver a los pilotos de los World Rally Cars calentar neumáticos y trompear para aparcar unos tras otros muy cerca de la zona del podio sin ningún tipo de medida.

Hay que recordar que, en 2006, durante el Rally de Argentina, Stohl, Loeb, Sordo y Galli también recibieron una multa de 10.000 euros por hacer donuts en el estadio de Córdoba delante de 40.000 personas. Posteriormente les retirarían la multa, pero les sancionaban con un rally de exclusión que quedaba en suspenso hasta una posible reincidencia que finalmente no ocurrió.

Fue un fin de semana de nombres propios también en las categorías de soporte. Curiosamente en ellas nos encontrábamos con dos apellidos ilustres que coincidieron en 1989 precisamente en el Rally de Catalunya – Costa Brava: Loubet y Bassas. Hace tres décadas, Yves, padre de Pierre-Louis conseguiría una rotunda victoria en la categoría absoluta del ERC, mientras que el desaparecido Pep Bassas se llevaba la segunda plaza en el apartado nacional con su espectacular BMW.

Sus hijos estuvieron muy cerca de repetir completamente la machada, aunque en este caso la mejor de las suertes correspondería al piloto catalán, el cual quedó segundo en la Copa Ibérica de Peugeot y además se aseguró el título de la Beca Júnior R2. En el caso de Pierre-Louis, llegaría a estar líder de WRC2 tras el doble pinchazo de Nil Solans hasta la etapa del sábado, pero la llegada del ciclón Eric Camilli le arrebató la punta. La segunda posición era un salto de gigante para el título Mundial.

Con Benito Guerra fuera y manteniendo detrás a pilotos como Katjo o Gryazin, Loubet solo hubiera necesitado un punto en Australia para ser Campeón. Una salida de carretera en La Mussara y la llegada desde atrás de Ole-Christian Veiby lo llevaron al quinto puesto final, llegando a la cita oceánica con 16 puntos de ventaja sobre Benito Guerra. Doblete de Citroën, aunque quizás no en la categoría de vehículos que ellos querían, y despedida de la temporada de Ostberg que no estará en Australia con el World Rally Car y que todavía no tiene definido su futuro.

Precisamente en WRC2 fue donde tuvimos esos destellos de calidad de nuestros pilotos. Nil Solans se hartó de marcar scratchs con el Volkswagen Polo GTI R5 propiedad de ARV, con la guinda de ser segundo absoluto en el tramo de Salou solo por detrás de Thierry Neuville y en una especial en la que los Skoda Fabia R5 contaron hasta tres accidentes (Rovanperä, Andolfi y Gryazin), y que incluso estuvo a punto de ser un cuarto cuando una persona de la organización se cruzó por delante de Cohete Suárez, el cual consiguió aun así el cuarto scratch absoluto tras Dani Sordo en una estampa poco vista con hasta tres españoles entre los cuatro primeros de un tramo espectáculo. Jan Solans también hizo un muy buen papel, peor la sanción por llevar un coche que no respetaba el límite mínimo de peso le hizo perder el duelo personal con su hermano mayor.

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Iván Fernández

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