A solo cuatro citas para completar la temporada, si había un rally en el que podría haber sorpresas era precisamente este. Turquía recibía a los competidores y, especialmente a los candidatos el título, con la amenaza de que cualquier cosa podía suceder y como viene siendo habitual en este tipo de situaciones, eran Sébastien Ogier y Julien Ingrassia los que mejor sabían solventar la papeleta, en este caso con la ayuda de Citroën Racing y favorecido porque sus rivales se descartaron de la lucha, ya fuera por errores propios o ajenos. Aprovechando el título intercontinental de la Selección de Baloncesto, indudablemente podemos decir que el hexacampeón es el mayor experto en jugarse la canasta decisiva en los segundos finales.
¿Cómo se puede explicar el buen rendimiento de Sébastien Ogier en Turquía al volante del Citroën C3 WRC? Si echamos un vistazo a las estadísticas, el piloto galo se ha impuesto en tres de los cuatro rallyes más lentos de la temporada: todos ellos con medias no superiores a los 90 km/h y tan solo sufriendo en Cerdeña, prueba en la que le tocó volver a abrir pista y en la que destrozó la suspensión hasta en dos ocasiones. En Chile y Portugal, ambos con medias inferiores a los 95 km/h, Ogier terminó en el podio.
Se podría entonces apuntar a que es en rallyes lentos donde las carencias de la geometría delantera del C3 WRC se pueden contrarrestar con puesta a punto y un buen trabajo con el reglaje de las suspensiones y diferenciales. Con velocidades superiores, el tren delantero se vuelve en imprevisible y tiende a dar sustos a sus pilotos. En asfalto la situación no mejora demasiado y durante este fin de semana Esapekka Lappi ya ha adelantado que todavía tienen que encontrar una solución para ese subviraje crónico que ha venido demostrando durante todo el año. Por si os lo preguntáis, los tres rallyes que restan (Gales, Catalunya y Australia) tuvieron todos ellos medias cercanas a los 100 km/h en 2018…
Un muy buen día, sin dramas hasta ahora: el coche ha sido sólido y desde que nos pusimos rígidos en la parte delantera ha sido agradable. Sin duda, nos da la confianza de que estamos en un buen camino en grava, desafortunadamente tenemos mucho trabajo por hacer en asfalto, pero en tierra es bueno – Esapekka Lappi
Ahora la situación de Sébastien Ogier ha mejorado, pero sigue siendo igual de delicada. El francés sabe precisamente que su Citroën se encuentra un paso por detrás en términos de rendimiento respecto al Hyundai y especialmente respecto al Toyota. En una confrontación directa Tänak parece estar en condiciones de superarlo en prácticamente cuanto terreno, incluso teniendo que abrir pista, algo que en Gales incluso puede estar de su parte en caso de que aparezca la lluvia.
Diecisiete puntos han demostrado no ser nada en el Mundial de Rallyes actual, menos aún cuando Toyota sigue siendo un coladero en términos de fiabilidad, viéndose obligados a tapar rally tras rally todas las vías de agua que se van abriendo en su casco. En Turquía, tras haber mejorado la fiabilidad, la dirección y el alternador, fue la ECU la que terminó dejando a Ott en la estacada… En un momento en el que precisamente se sigue discutiendo su futuro entre M-Sport Ford y Toyota.
Esta victoria realmente ha llegado en el momento adecuado para nosotros porque no teníamos más margen de error en esta parte final de la temporada. Entramos en este rally sabiendo que teníamos que sumar muchos puntos para mantenernos en la carrera por el título y lo logramos. El C3 WRC fue fiable y consistente, dos parámetros que son esenciales en este evento con sus condiciones extremas, especialmente el calor y los perfiles de sus etapas, las más duras de la temporada. Los contratiempos de nuestros oponentes también jugaron un papel importante ya que nos dejaron solos frente a Esapekka. Desde ese momento, sabíamos que no nos atacaríamos, sino que daríamos lo mejor de nosotros para asegurar el doblete para Citroën – Sébastien Ogier
En el caso de Thierry Neuville, de nuevo llegó un error en el momento clave de la temporada. Con más de un rally de desventaja respecto a Tänak, el piloto belga de Hyundai tenía una oportunidad de oro para seguir el camino de Ogier y asegurarse un buen bocado a la diferencia. Finalmente fueron únicamente tres puntos menos y la sensación de que a pesar de tener el coche más equilibrado en materia de velocidad/fiabilidad, sigue sin ser tan determinante como sus dos rivales por el título. Lo dicho, tres carreras, tres finales. Al menos Ogier ha conseguido quitarle al de Toyota su paracaídas de emergencia.
Del núcleo de segundos pilotos brillaron especialmente Esapekka Lappi, Andreas Mikkelsen y Teemu Suninen en su papel de primer hombre de M-Sport Ford WRT. EP realizó un viernes sobresaliente, sacando partido de su posición de salida a los tramos para meterse en carrera, mientras que Mikkelsen perdía comba en las especiales afectadas por la lluvia y ya no estaría en condiciones ni de acometer muchos riesgos, ni de recortar la desventaja con los Citroën. Sin pinchazo, Sordo seguramente hubiera estado en condiciones de batirlo en la general, pero ambos hicieron un rally a la altura de lo que le piden desde la cúpula de Hyundai para vencer, por fin, el apartado de marcas. Entre los hombres de WRC2, hubiera sido más satisfactoria la victoria de Kajetan Kajetanowicz a nivel global entre los R5, sin embargo la fiabilidad le jugó una mala pasada y premió la persistencia de Gus Greensmith con el ‘doblete’.
En cuanto a Turquía como prueba en peligro, quizás la sensación que me queda es de que su salida sea más asumible que la de Alemania. Ambos son rallyes con carácter propio, pero es cierto que las cualidades de la cita germana con tantos cambios de superficie y de ritmo le han hecho ganarse un hueco entre los escenarios que espero con más ganas dentro del calendario. Los otomanos han introducido dureza con la utilización de tramos pedregosos, pero es cierto que es una de los destinos afectados por la reducción del kilometraje de las pruebas. Le falta algo más de consistencia… así como presupuesto y estabilidad política.