Una menos y apenas quedan cuatro en el mejor de los casos. El Mundial de Rallyes cruzaba este fin de semana la barrera de los dos tercios de su temporada disputados y, ante la amenaza de que Japón finalmente no se pueda llevar a cabo, la situación era límite especialmente para Hyundai Motorsport y Thierry Neuville. El belga, cuyo mejor resultado este 2021 habían sido las cinco terceras plazas logradas en Monte-Carlo, Laponia, Croacia, Cerdeña y Estonia, debía aprovechar que Bélgica acogería por primera vez una cita del WRC y que él, a pesar de tener su lugar de residencia mucho más cerca de los tramos del Rallye de Alemania, era uno de los pocos pilotos que ya habían competido y ganado en el pasado el Rallye de Ypres.
Lo cierto es que Neuville no tuvo rival, no al menos lejos de la figura de Craig Breen, el cual hizo todo lo que pudo para mantener vivas sus opciones de podio para la marca, aunque en más de un momento parecieron más que quería optar a esa victoria que tanto se le resiste. El irlandés aguantó hasta el domingo, pero una pequeña salida, con algo de fortuna gracias al “lluvioso verano belga”, en la que el i20 Coupé WRC de Breen se apoyó en una cuneta de tierra blanda, terminaron por dejarle fuera del juego y permitiendo a Thierry sumar su 14ª muesca en el revólver, seguramente un paso insuficiente para meter presión a un Sébastien Ogier que si bien ha ganado un perseguidor (Evans y Neuville están empatados a 38 puntos de desventaja respecto al heptacampeón, es consciente de que ha descontado una fecha más y que se acerca aún más su octavo título.
Quinto de la general y cuatro puntos de la Power Stage, suficiente para que Ogier saliera aún más líder de Bélgica y que incluso vea cómo Kalle Rovanperä tiene un punto de ‘explosividad’ mayor que el que Elfyn Evans debería tener para ser realmente un rival que le inquiete. El galés fue una de las decepciones del fin de semana, de nuevo junto a Ott Tänak (preocupante para el Campeón de 2019 la gran cantidad de pinchazos en momentos clave) y la sufrida por los pilotos de M-Sport, de nuevo con sus dos coches fuera de carrera antes de terminar el primer día.
Quizás lo peor es esa sensación por parte de Tänak de cierto derrotismo y asimilación de una temporada que está siendo un tormento para el estonio y que desde que lo viéramos brillar en Laponia, ha estado repleta de sinsabores. Ya no hay esperanzas de luchar por el campeonato, pero lejos de su forma de ser fría y prácticamente indolente vista desde fuera, debería tal vez contribuir a la arenga de las tropas y a empezar a trabajar para que sea con la llegada del nuevo reglamento el año en el que definitivamente un piloto de Hyundai pueda ser coronado intercontinentalmente.
¿Lo mejor? Que tanto Adrien Fourmaux como Takamoto Katsuta salieran ilesos de ambos accidentes. ¿Los errores? Propios no sólo de la inexperiencia, sino también de una cita tan compleja como está, con multitud de cambios de agarre y tramos de alta velocidad sobre carreteras muy estrechas.
Victoria deslucida para el debut del Hyundai i20 N Rally2:
En cuanto al resto de las categorías, WRC2 ha demostrado una vez más estar lejos de lo esperado. Con apenas cinco coches inscritos, la debacle vivida entre Hyundai y M-Sport y el hecho de ver a los competidores de WRC3 superarles claramente ha dado pie de nuevo a esa sensación de necesidad de fusionar ambas clases. Se hará en 2022 tal y como ya dejo entrever la FIA hace unos meses, intentando de esta forma acabar con ese desconcierto que produce a muchos aficionados el hecho de ver competir a vehículos de la misma clase en dos secciones distintas.
El estreno del Hyundai i20 N Rally2 no fue todo lo satisfactorio que refleja el triunfo final de Jari Huttunen, precisamente el piloto que le dio el primer triunfo en WRC2 al i20 NG R5 y el que se ha encargado de darle también debut victorioso a su reemplazo. Obviamente los problemas en forma de pinchazos, así como el fallo en la dirección asistida de ambas unidades hicieron que esa sensación positiva quedara ligeramente contrarrestada, más cuando los tiempos estuvieron lejos de los de WRC3, con un scratch para Huttunen y otro para Oliver Solberg en la primera etapa.
Mucho más convincente fue la actuación de Jon Armstrong en su camino por llegar con opciones a la última fecha del JWRC. El británico, que no entraba en las quinielas de prácticamente ninguno si se le comparaba con la estrella de futuro finlandesa, Sami Pajari, y coche el experimentado letón, Martin Sesks, ha conseguido darle la vuelta a la tendencia aprovechando su clara superioridad sobre asfalto. Tras vencer en Croacia e Ypres, llega segundo de la general al RACC, prueba en la que ya ha competido en tres ocasiones y en la que debería tener algo de terreno de ventaja por delante de sus rivales del norte de Europa.
Su historia, digna de contar, ya que es uno de esos pilotos que debido a la falta de recursos económicos habían encontrado refugio durante los últimos años en el terreno de los eSports, e incluso era el encargado de dar su feedback al equipo de Codemasters a la hora de dar unas sensaciones lo más realistas posibles a los usuarios de DiRT Rally. Al igual que Lucas Ordoñez, para él sí parece haber una segunda oportunidad, ahora queda la necesidad de rematarla y convertirse en el que, al menos de momento, será el último Campeón del Mundo Junior.
En cuanto al Rallye de Ypres, obviamente ha sido una experiencia positiva el estrenar una cita de asfalto, la segunda de las tres programadas, sin embargo, es cierto que la sensación del domingo fue más bien amarga. Tener que afrontar más de 200 kilómetros de enlace o el traslado de los neumáticos y mecánicos únicamente para completar 40 km cronometrados en los alrededores del Circuito de Spa-Francorchamps dejaron frio a más de uno. Especiales muy separadas en cuanto a horarios, con largos tiempos de espera y una propuesta en cuanto a recorrido que distó mucho de las posibilidades que da el entorno de la pista de las Ardenas.
