Esta semana Diariomotor Competición, al igual que la mayor parte de medios especializados en el mundo del automovilismo deportivo, se ha llenado de noticias sobre postergaciones y cancelaciones de carreras a consecuencia de la expansión del coronavirus por todo el planeta Tierra. Es normal, no hay tantas noticias y a cualquiera le interesa saber qué ocurrirá con la Fórmula 1, el Mundial de Rallyes, Le Mans o Indianápolis. Pero por desgracia éste no va a ser el mayor perjuicio del COVID-19 a nuestro deporte.
A estas alturas es innegable que la pandemia va a traer consigo una crisis económica. La paralización, en mayor o menor medida, de la economía y las restricciones fronterizas impuestas por los gobiernos de todo el mundo, van a provocar una caída del PIB y del poder adquisitivo de los ciudadanos. Los más optimistas consideran que esto es un punto y seguido y que pronto todo se volverá a poner en marcha. Pero incluso en el mejor escenario el panorama no es nada halagüeño en lo que respecta a patrocinio deportivo.
Afrontémoslo, es una frivolidad gastar dinero en carreras (o partidos de fútbol, o triatlones, o regatas…) cuando tanta gente se puede ir a la calle. Ya lo hemos vivido recientemente en el mundo del automovilismo, por ejemplo con la desbandada de fabricantes en F1 y WRC allá por 2009 o la abrupta salida de Peugeot del mundo de la resistencia en 2012. Y ante eso resulta complicado razonar que precisamente cuando peor van las cosas más hay que gastar en marketing para intentar despertar la demanda. Pero no son los grandes fabricantes automovilísticos los que preocupan, al fin y al cabo tienen capacidad para aguantar dos o tres meses malos, ni aquellas competiciones dependientes de unas televisiones deseosas de rellenar sus parrillas cuanto antes. Es el resto de fuentes de financiación habituales del automovilismo.
Lo cierto es que todo piloto o equipo que no haya cobrado ya el patrocinio ligado a su programa deportivo para la temporada 2020 está expuesto. Cualquier empresa necesita de liquidez inmediata para salir adelante tal y como estamos ahora mismo y el dinero originalmente previsto para poner pegatinas en un coche de carreras (o en la camiseta de un equipo de baloncesto, aquí no hay distinciones) es un recurso fácil con el que pagar nóminas, rentas… Todo aquel proyecto privado o semioficial, así como pruebas sin un fuerte apoyo de largo recorrido va a pasar por lo tanto unas semanas, si no meses, muy duros. Y conviene que nos hagamos a la idea, aún con la esperanza de que hayamos sido demasiado pesimistas en el pronóstico.
Foto | Red Bull Content Pool