Aunque McLaren permanecerá para siempre ligada a la Fórmula 1, sus raíces van más allá tal y como Zak Brown ha intentado recordarnos en los últimos tiempos. Las primeras creaciones de Bruce McLaren para la máxima categoría no arrancaron hasta el M2B de 1966, centrándose hasta ese momento en el diseño y fabricación de coches deportivos de competición en colaboración con el fabricante británico Elva… que da nombre a una de las últimas creaciones de McLaren Automotive.
Pese a no ser tan exitoso como sus herederos debido a la introducción del reglamento Grupo 7, que dominaría la monstruosa Can-Am de finales de los sesenta y principios de los setenta, el M1A será para siempre el primer modelo de carreras con el nombre McLaren y su precioso diseño, similar al de su rival directo el Lola T70, ha dejado prendados a muchos, entre ellos el legendario diseñador del ultradominador McLaren MP4/4, Steve Nichols.
El estadounidense se ha puesto manos a la obra y ha decidido reinventar el M1A original. Bajo el paraguas de Nichols Cars y el ‘sospechoso’ nombre de Nichols N1A se esconde un M1A modernizado, que pese a ser más ancho que el original y disfrutar de comodidades contemporáneas, mantiene las líneas de la época y sus principios: bajo peso (850 kilos) y motor potente (V8 de 6 litros y 520 caballos). Y lo mejor de todo: se puede conducir de casa al circuito.
Aunque promete prestaciones (de 0 a 100 km/h en menos de tres segundos), a nadie se le escapa que este es un coche para disfrutar y no para rendir. Y aunque hablemos de una réplica, cualquiera de nosotros daría lo que fuera por darse una vueltecita y creerse Bruce McLaren por un rato. Por si acaso nosotros lo meteremos en la carta a los Reyes Magos, nunca se sabe…
Via | Nichols Cars & Peter Windsor
