No se ve todos los días una irrupción como la de Alex Palou en las IndyCar Series. Sus primeras carreras en 2021 junto «Dale Coyne Racing con el Team Goh» llamaron a la puerta de las grandes estructuras y la apuesta de Chip Ganassi por contratarle ha dado un buen rédito cuando todavía queda una carrera más para saber si el piloto español asalta o no lo banca. Será además en un lugar icónico para el automovilismo norteamericano, las calles de Long Beach, donde se han escrito algunas de sus páginas más doradas.
Seguramente no habrá un lugar mejor para celebrar el título tras una temporada de ensueño. Palou completó este fin de semana una carrera de auténtico veterano, apretando a Colton Herta durante una pequeña parte del Gran Prix de Monterey en Laguna Seca, pero cerrando una segunda plaza que le hacía quedarse a falta de la sentencia a punto de convertirse en el primer piloto español que consigue coronarse campeón de la IndyCar.
En el camino ya son 3 victorias y una pole, especialmente determinante la lograda hace dos semanas en Portland, donde puso fin a una racha que había hecho tambalear sus opciones y que lo situó directamente en el trono de gran favorito para llevarse la corona de las series estadounidenses en un año que el calendario ha favorecido especialmente a los pilotos que mejor se desenvuelven en los trazados ruteros.
Quizás es la mejor situación tras ese segundo puesto en Laguna Seca, ya que de un plumazo ha eliminado de la lucha por el título a sus compañeros de equipo en Ganassi, Scott Dixon y Marcus Ericsson, por lo que la estructura ahora estará centrada en ayudar al piloto catalán a defenderse de Patricio O’Ward y Josef Newgarden.
Las cuentas de la lechera para Palou:
Si miramos a la clasificación actual de las IndyCar Series 2021 nos encontramos con que Palou tiene una renta de 35 puntos sobre Pato O’Ward y de 48 sobre el dos veces Campeón de las IndyCar. Ser undécimo el próximo domingo le daría automáticamente el campeonato, otro gran logro en su madurez competitiva después de haber sido tercero en la Super Fórmula japonesa en 2019. Quedar más allá de esta posición ya obligaría a tener en cuenta la posición del piloto de McLaren, así como los puntos que este sume llegado el caso de la Pole o por haber liderado vueltas.
De esta forma, si Pato no logra salir desde la primera posición en parrilla, ese punto que otorga lograr la Pole permitirá que Palou necesite una posición aún peor, aunque con lo visto este año, de 15 pruebas disputadas, Alex únicamente ha terminado fuera de los 10 primeros en cuatro de ellas. En el caso de empate a puntos entre el español y el mexicano, tanto el bagaje de primeros puestos en caso de que O’Ward no consiga la victoria, como el de segundos puestos, decanta la batalla en favor del piloto de Ganassi. El pupilo de Zak Brown prácticamente necesita ganar y esperar que su rival tenga problemas y acabe lejos de los 10 primeros.
Para Newgarden las opciones son todavía más remotas. Los 48 puntos de desventaja dejan al de Penske con la necesidad de que ambos pilotos fallen. Si Palou comienza la carrera ya recibiría 5 puntos incluso aunque abandonase (se les otorga a los competidores a partir del puesto 25), por lo que debería ganar y ser el piloto con más vueltas lideradas para sumar los 53 puntos (50 de la victoria, 2 por ser pilotos con más vueltas lideradas y 1 por liderar al menos una vuelta) que necesitaría para empatar con Alex y ganarle por más segundos puestos. Toda una carambola.
La Astor Cup y un anillo, el curioso premio para el campeón:
Hace unos años, mi compañero Eloy os contó la curiosa historia de la Astor Cup, el trofeo que se le otorga a los campeones que procedo a reproducir: «Con la reunificación de los monoplazas en EEUU, la IndyCar Series reflexionó mucho sobre qué trofeo podía dar esa imagen de unidad del campeonato. La ChampCar tenía una copa de mucho mayor pedigrí, la Vanderbilt Cup heredada de carreras celebradas tanto a principios de siglo como en los años treinta, cuando los ases europeos de la era Grand Prix decidieron incluso visitar EEUU. De ahí que en su palmarés aparezcan Tazio Nuvolari y Bernd Rosemeyer. Pero su uso como premio al ganador de la U.S. 500 (la carrera que la CART decidió organizar en el mismo fin de semana que las 500 Millas de Indianápolis durante los inicios del cisma) no invitaba a su uso por parte de la IndyCar.
Así que decidieron rebuscar en los albores del automovilismo estadounidense y terminaron encontrando otro trofeo de similares características. La Astor Cup original se entregaba al vencedor de una carrera en el circuito de Sheepshead Bay, en Nueva York. Pero tras un par de ediciones en 1915 y 1916 cayó en el olvido. 95 años después, en 2011, La IndyCar recuperó el trofeo y desde entonces es el premio al campeón de la IndyCar Series». Por si fuera poco, el equipo Chip Ganassi mantiene una tradición muy americana desde el campeonato logrado por Scott Dixon en 2018, año en el que repartieron un centenar de anillos entre los miembros de la estructura para conmemorar dicho éxito, incluido uno muy especial para el piloto campeón, al más puro estilo de la NBA, NASCAR o de la NFL Esto volvió a producirse hace unos meses, cuando Dixon recibió un nuevo anillo por su título de 2020, el sexto en su carrera en la IndyCar.