Sonará repetitivo, pero últimamente resulta complicado comentar un Gran Premio de Fórmula 1 desde otra perspectiva que no sea la de los equipos. Hungría sólo se entiende así. En Hungaroring llegó la esperada reacción de Ferrari, puede que por el calor, puede que por tratarse de lo más parecido a Mónaco desde que dominaran en el Principado, pero lo importante es que se produjo. Y además vimos a los dos bandos que se disputan los títulos trabajar como equipos.
Ante una situación de roles claramente definidos como la que hay en Ferrari desde hace tiempo, resultaba complicado imaginar que Kimi Räikkönen fuera a asestar una puñalada trapera a Sebastian Vettel cuando éste empezó a sufrir problemas con su volante. Hungría, a diferencia de otros trazados, es un circuito donde hacer tapón y formar un trenecito resulta fácil y rentable. Con Max Verstappen sancionado y no pudiendo sacar provecho de rodar en pista limpia, era lógico que el finlandés trabajara como escudero, en el sentido más estricto del término. No es por ganarse la renovación para 2018, es que era su cometido y además Vettel aún podría haberse defendido en esas circunstancias.
Más complicada era la papeleta en Mercedes. Lewis Hamilton se encontró por detrás de Max Verstappen durante el primer relevo de la carrera, lo cual le retrasó. Pero al realizar el cambio de neumáticos su ritmo fue alto y Mercedes pidió a Valtteri Bottas apartarse. Dicho y hecho. Sin embargo no pudo meter mano a Kimi Räikkönen. Sobre el papel, lo ético era devolver la posición a Bottas. Pero con el finlandés presionado por Max Verstappen, la diferencia de ritmo patente y su posición en el campeonato, Lewis Hamilton no tenía obligación alguna de hacerlo. Y sin embargo ocurrió, en los últimos metros antes de cruzar meta.
¿Pueden esos tres puntos ser decisivos a final de campeonato? Desde luego. ¿Se pega un tiro en el pie Mercedes teniendo dos caballos frente a la apuesta única de Ferrari? Es posible también. Pero a largo plazo la jugada probablemente sea perfecta para Lewis Hamilton, a quien a veces se ha acusado de ir excesivamente por libre en el seno de Mercedes. Si necesita de la ayuda de Bottas más adelante, la tendrá. Y si no, como mínimo se habrá ganado el favor de los aficionados. De todos modos, ya llegarán mejores carreras para Mercedes.
Y de equipo en equipo aterrizamos en Red Bull, donde los problemas entre pilotos de su equipo junior Toro Rosso parecen haber saltado al principal. En Hungría tenían una buena opción de inmiscuirse entre quienes se juegan el título y a toro pasado hasta haber aprovechado estratégicamente los problemas de Sebastian Vettel. Pero todo ello se fue al traste cuando Max Verstappen se pasó de frenada en la curva dos e impactó con Daniel Ricciardo. Quizá perdió carga aerodinámica siguiendo la estela del Mercedes de delante, pero cuando peleas con tu compañero de equipo y además te precede cierta fama, hay que ser doblemente cuidadoso. Imperdonable en este caso Verstappen, que recibió diez segundos de sanción que le condenaron al quinto lugar, un buen resultado en cualquier otro fin de semana.
No fue el único incidente en unos primeros compases bastante sucios, pero sí el único que los comisarios decidieron sancionar. Prefirieron lavarse las manos ante el toque de Nico Hülkenberg a Romain Grosjean, la defensa muy al límite de Carlos Sainz sobre Fernando Alonso o el enésimo encontronazo en pista entre los pilotos de Force India. ¿Será que a Max Verstappen le tocaba tras librarse en ocasiones anteriores, véase Canadá? O simplemente que la consecuencia sigue siendo clave a la hora de valorar una acción.
El duelo entre los españoles se prolongó durante toda la primera mitad de carrera y aunque Fernando Alonso intentó adelantar a Carlos Sainz en boxes, se puede decir que incluso forzando un ‘unsafe release’ por parte de Toro Rosso ante la localización de sus respectivos garajes, el adelantamiento no llegó hasta un par de vueltas más tarde. Y ahí, posiblemente con ayuda del Safety Car inicial a nivel de consumo, el McLaren mostró cierto potencial. Pero no olvidemos que no es el primer gran resultado de un McLaren-Honda en Hungría, que Stoffel Vandoorne también puntuó y que la cabeza de carrera rodó anormalmente lento. El contexto es importante. Al final, sexto y séptimo acabaron Alonso y Sainz, resultados especialmente importantes tras dos abandonos consecutivos.
Por último me gustaría subrayar que para mí la gran perdedora de este Gran Premio de Hungría es Renault. Force India estuvo discreta pero puntuó; Haas tendrá más oportunidades en circuitos más propicios; Williams ha ido históricamente mal en Hungría; y de Sauber poco se puede esperar. Pero la Régie tenía aquí un buen coche desaprovechado por la sustitución de la caja de cambios en el coche de Nico Hülkenberg, el horroroso viernes de Jolyon Palmer y el resto del fin de semana en línea similar, y los dos toques del alemán. El segundo incluyendo altercado en el corralito con Kevin Magnussen. No sé yo si Renault volverá a tener una igual en todo el año, aunque a nivel de imagen siempre le rentará más el test de Robert Kubica en un par de días…
INITIAL CLASSIFICATION (LAP 71/71): A win on his 50th Ferrari start for Sebastian Vettel 👏 #HungarianGP 🇭🇺 #F1 pic.twitter.com/FnGuEQBNeX
— Formula 1 (@F1) July 30, 2017
Foto | Scuderia Ferrari