No tardamos demasiado en saber si la edición del Dakar 2018 iba a ser un descalabro o no para el nuevo proyecto buggy de X-Raid. No se puede decir que el coche sea un desastre, al menos no a tenor del tiempo realizado el sábado por Bryce Menzies, sin embargo, tampoco es excusa para un proyecto que se gestó en la primera mitad del 2017 y que comenzó a desarrollarse a partir de septiembre.
Sin pruebas competitivas, con tres pilotos con poca experiencia en el Dakar (a pesar de que los tres eran lo que mejor perfil podían aportar a un 4×2) y con una carrera dura, la cual no tenía pensado darle ni un solo respiro a los competidores desde el primer momento. El accidente de ayer del estadounidense obviamente es un error de apreciación por parte de Menzies.
El Roadbook indicaba perfectamente el peligro 2 en ese resalto y el copiloto, Pete Mortensen, había señalado correctamente dicha advertencia. Seguramente Bryce confió en poder volar el bache, no recordemos que proviene de las Baja y de los Trophy Trucks, vehículos que incluso tienen suspensiones que absorben mejor este tipo de baches o resaltos. Sin posibilidad de haber probado el nuevo MINI JCW Buggy en competición, no se puede culpar lapidar a un novato por un error de apreciación cuando se encontraba rodando al límite. En el caso de Yazeed Al Rajhi, el choque con Garafulic no deja de ser fruto de la mala fortuna cuando ambos buscaban el siguiente Waypoint. Un coche fuera y otro con más de siete horas pérdidas. Estoy seguro que, esta no era la forma con la que X-Raid soñaba hacer debutar este coche.
¿El coche no funciona? Ni mucho menos. Una etapa y media después es impensable hacer cierta afirmación. Lo que no ha sido correcto ha sido la aproximación del equipo con este proyecto, algo que obviamente ha ayudado a Nani a tomar la decisión de competir con el 4×4, una variante mucho más probada, aunque obsoleta.
Lo que vimos ayer en la segunda etapa de la carrera es el fiel reflejo de un proyecto que debe volver a encontrar el rumbo correcto y el cual obviamente precisa de tomar ciertos riesgos y una profunda revisión de la parte mecánica. Debemos recordar que el MINI All4 Racing fue presentado allá por el lejano año 2010 y desde entonces, todos sus rivales de entonces han abandonado la carrera o han presentado un nuevo vehículo. Tendrá que esperar a ver cuál es la decisión de ASO y FIA acerca del reglamento técnico de los buggies. Si se les limita las prestaciones, todo parece indicar a que el tracción total puede ser la mejor opción.
Obviamente es lucrativo llenar las listas de inscritos con un 4×4 que está valorado en más de un millón de euros su venta, sin embargo, entre los propios clientes ya comenzó a haber cierta disconformidad con la decisión por parte de X-Raid de reciclar el concepto y de la poca disponibilidad de evoluciones. Obviamente sigue siendo un coche más que correcto para carreras-cliente, sin embargo, el JCW Rally ha llegado prácticamente al tope de desarrollo por lo que, qué mejor que con la llegada de Nani Roma intentar afrontar un nuevo concepto con tracción total que tome el relevo de un coche que ya lleva ocho años en competición.
En cuanto a MINI, no hay confirmaciones acerca de la continuidad del proyecto. Recordemos que, en diciembre de 2014, en la previa del Dakar, Nani Roma y Michel Perin aparecieron en la foto junto Jochen Goller, vicepresidente de MINI, para confirmar que el fabricante británico seguiría apoyando a la formación de Sven Quandt hasta finales de 2017. Por el momento esto parece haberse extendido un año más con el reclamo del buggy 4×2 y con la marcha de Peugeot que puede dejar de nuevo el Dakar en un mano a mano entre vehículos de tracción total.