Las motos siguen siendo consideradas como una de las categorías más competidas dentro del Rally Dakar y la edición de 2021 no será menos. Las cartas se han vuelto a barajar y aunque Honda y KTM han mantenido sus columnas vertebrales casi intocables, tanto Yamaha como Husqvarna se han movido en el mercado para tratar de reforzarse y plantar de una vez por todas cara a la bicefalia en la que se ha convertido la carrera durante el último lustro. Ricky Brabec saldrá con el dorsal uno, justo cuando parecía que la carrera, que elige a sus ganadores, se había dispuesto a mantener su matrimonio con los de Mattighofen por otros 20 años más.
Con una temporada muy limitada en cuanto a la competición, el estadounidense se ha ganado por derecho propio el ser el líder de filas de la firma del ala dorada, incluso después de haber rebasado tanto a Kevin Benavides como a Joan Barreda, terminando con esa maldición que parecía perseguir al equipo desde 1989 y recordando la frase de Soichiro Honda, «Es un sueño, un sueño hecho realidad«. Apenas ha tenido acción en la segunda mitad del año, a pesar de que antes del confinamiento se anotó el triunfo también en Sonora y en el «Vegas to Reno», que corrió en Andalucía y que se estrenó corriendo al volante de un buggy ya en los últimos meses. Sin embargo, Brabec demostró el año pasado que no es únicamente un piloto muy rápido, sino que también es ganador.
Aunque se espera un rally mucho más lento que el año pasado, donde especialmente los competidores en motos se quejaron de lo excesivamente rápidas que eran las etapas de la segunda semana, la propia normativa ha sido diseñada para hacer un poco más segura la carrera en dos ruedas. Si el itinerario se ha desplazado al norte, también se ha introducido una nueva normativa que limita a seis el número de ruedas traseras que se podrán emplear para las 12 etapas de las que se compondrá la carrera este año. Gestión de neumáticos sí, pero más que por el desgaste por los posibles pinchazos o reventones, ya que serán clave al igual que la limitación de un único cambio de pistón sin penalización de tiempo.
Aunque obviamente destaca ver a un estadounidense defendiendo su corona por primera vez (Casey Currie no lo hará entre los SSV), la prueba nunca ha sido muy amable con los vigentes ganadores, algo que tratarán de aprovechar incluso desde dentro, con un Benavides que ha ido acumulando rabia durante los dos últimos años debido a los constantes varapalos que se ha llevado, un Barreda que llega en plenitud física al contrario que en 2019 y 2020 y un Nacho Cornejo que si bien todavía no parece estar en condiciones de ser situado entre los favoritos a ganar un Dakar sí que se ha convertido en todo un seguro y su progresión ha sido evidente desde que es miembro del equipo HRC, décimo en 2018, octavo en 2019 y cuarto en 2020 con dos victorias de etapa. Se ha hecho mayor el chileno.
KTM obligada a recuperar la gloria 18 años después:
Para KTM, la decisión ha sido también la de mantener a sus tres puntas de lanza, todos ellos ganadores del Dakar, destacando especialmente Toby Price después de su exhibición en 2019 con una muñeca completamente lesionada (la del gas) y junto a él, Sam Sunderland y Matthias Walkner, simado al fichaje de Daniel Sanders, el cual ya lo vimos volar en la cita española que este año entró en sustitución del Rally de Marruecos. Todos ellos tienen la responsabilidad de limpiar el borrón del pasado mes de enero y recuperar para la marca el tuareg que no se les había escapado desde la victoria del fallecido Fabrizio Meoni en 2001.
Es en este punto donde entran los verdaderos cambios de cromos que se han producido tras el Dakar 2020. Pablo Quintanilla y Adrien Van Beveren (ganador de las dos Bajas Ha’il) han permanecido como líderes respectivamente de Husqvarna y de Yamaha, pero ambas estructuras han decidido reforzarse ampliamente. Junto al motard chileno llegará Xavier de Soultrait (bajo su propia estructura) y el hermano pequeño de los Benavides, Luciano, mientras que, además del francés, la marca de los diapasones se ha decidido reforzar con un exHusqvarna, Andrew Short, y con el prometedor Ross Branch, el cual ya dejó su seña de identidad en la edición de 2019 al manillar de una KTM. El tiempo empieza a apremiar especialmente para la firma japonesa, la cual lleva sin ganar desde 1998, mientras que para la firma hermana de KTM sería el premio al empeño puesto durante los últimos años.
Los españoles, a luchar contra la adversidad:
Entre los españoles tampoco ha sido un año sencillo, especialmente para una Laia Sanz que todavía está recuperándose de la enfermedad de Lyme y que llegará muy justa de preparación tal y como ha reconocido. Si en otras ocasiones se marcó como objetivo el terminar entre los 15 primeros, ahora es consciente de que el reto principal será el de ver la meta en lo que es su 11ª participación, justo antes de afrontar la aventura de la Extreme E y lo que puede ser un gran paso en su carrera deportiva cuando todavía tiene contrato con GasGas/KTM. Su caída, al inicio del Rally Andalucía demostró que incluso las guerreras saben cuándo es importante retirarse de una batalla para no perder la guerra.
Joan Barreda por su parte también puede estar ante su último Dakar. El castellonense ha reconocido recientemente que no sabe cuál será su decisión de cara a 2022 y que al igual que el resto de pilotos Honda, terminará su contrato este año que está a punto de estrenarse. Con 24 victorias de etapa, ‘Bang Bang’ es el quinto piloto de motos con más triunfos parciales, sin embargo, sigue pesando que en su década compitiendo en la prueba todavía no haya conseguido traducir esa velocidad en un puesto entre los primeros en la clasificación final.
En total habrá dieciocho españoles en la categoría de motos, con la continuidad de Lorenzo Santolino en Sherco y con el fichaje de Joan Pedrero y Oriol Mena por Rieju que se ha anunciado hace apenas unos días. Jaume Betriu y Tosha Schareina por su parte tratarán de reclamar esa posición de herederos en el linaje de los Jordi Arcarons, Marc Coma, Nani Roma, Isidre Esteve, Gerard Farrés o el propio Barreda que tan alto pusieron el escalón.