Ya es oficial. Fernando Alonso estará en la edición 2018 de las 24 Horas de Daytona. Un anuncio menos sorprendente que el de su participación en las 500 Millas de Indianápolis, dado el secretismo que rodeó aquel proyecto y la decisión de perderse el GP de Mónaco con tal de ir al Brickyard, pero no por ello menos importante. A fin de cuentas se trata de la primera gran carrera de resistencia de un doble campeón del mundo de Fórmula 1 aún en activo y por ello no sólo en España habrá miles de aficionados atentos a la primera cita del WeatherTech SportsCar Championship 2018.
Ahora bien, conviene que quienes tenemos acceso a altavoces como Diariomotor Competición tratemos de contener un poco la euforia. Si ya lo hicimos de cara a Indianápolis, hay motivos aún más importantes para hacerlo también ahora. En las 500 Millas Fernando Alonso corrió con el equipo del último vencedor (Alexander Rossi) y el equipo del que terminó ganando (Takuma Sato). Más allá de la lotería de los motores Honda, contaba con el coche ideal, dos semanas de entrenamientos, un equipo de grandes medios que le permitió simular condiciones de carrera para compensar su falta de experiencia en óvalo y además dependía de sí mismo a la hora de rendir en pista. Daytona será otra historia.
Sin ser United Autosports un mal equipo, al contrario, ya destacó en las 24 Horas de Daytona hace unos años, está a años luz del estatus de Andretti Autosport en Indianápolis. Y sus Ligier JS P2, un LMP2 con especificaciones FIA y motor genérico Gibson, dependerán de una Balance of Performance benevolente para ser competitivos frente a los DPi de Cadillac, gran dominadora de la temporada 2017; Nissan, que destacó a final de año; Mazda, ahora en manos de un equipo de plenas garantías como Joest; y Acura, que desembarca con Penske. Es decir, Fernando Alonso competirá con un equipo privado frente a estructuras con apoyo de fábrica en un escenario que teóricamente además será desfavorable a su montura: los LMP2 suelen buscar las cosquillas a los DPi con mayor facilidad en circuitos revirados como Laguna Seca o Petit Le Mans que en un trazado como el de Daytona donde se aprovecha gran parte del óvalo.
Decía que Alonso en Indianápolis dependió de sí mismo y en Daytona no será así. Al fin y al cabo la resistencia es así. Pero con el agravante de que tampoco se podrá apoyar en compañeros con experiencia. Compartirá coche con Lando Norris, campeón europeo de Fórmula 3, igualmente novato en estas lides, y Phil Hanson, que pese a su juventud será el más experimentado tras disputar Le Mans y European Le Mans Series con United Autosports en 2017. ¿Y en el otro coche? Paul di Resta está más o menos en las mismas, junto al estadounidense Will Owen. Sólo deseo una cosa, que si Hanson o Norris por cualquier razón, por la presión de compartir coche con alguien sobre quien recaen todos los focos, por verse en una situación favorable de carrera, cometen un error, se evite cargar las tintas contra ellos como ocurrió con Matthew Rao, compañero de Roberto Merhi en Le Mans 2016. La resistencia es una disciplina de equipo en la que pilotos sin aspiraciones de superestrella siempre han tenido cabida, han sido protagonistas y han escrito la historia.
¿Y para qué va Fernando Alonso a Daytona si tiene tan complicado ganar? A entrenar. Para su objetivo de la Triple Corona, las 24 Horas de Daytona son un paso lateral. Por prestigio podríamos discutir hasta si se trata de la prueba de resistencia más importante de Estados Unidos, pues las 12 Horas de Sebring la superan en historia y tienen un carácter más puro (menos pilotos por coche, menos banderas amarillas…). Pero su fecha en el calendario y el hecho de que el WeatherTech SportsCar Championship sea propiedad de la NASCAR han dado peso a esta prueba. Todo esto le da igual al asturiano, la clave es Le Mans.
Mientras que en Indianápolis pudo simular carrera con la ayuda de los otros cinco coches de Andretti Autosport en las dos semanas de entrenamientos, Le Mans no te da esa posibilidad. El ACO sólo te obliga a hacer un test en simulador, pero la noche con tráfico en pista sólo la catarás la semana misma de la carrera. Daytona sí ofrece la posibilidad a Fernando Alonso de disputar una carrera de 24 horas al volante de un prototipo y con GT en pista. No es Le Mans, pero es que no hay nada como Le Mans.
¿Debemos tomarnos esto entonces sólo como un entrenamiento con cámaras y sparrings? Hombre, no. Sigue siendo una prueba importante en el calendario mundial, como Sebring, Petit Le Mans, la Bathurst 1000, las 24 Horas de Spa y Nürburgring… Pero desde la perspectiva de Fernando Alonso, se aventura a disputar las 24 Horas de Daytona de manera subóptima (equipo privado, compañeros sin experiencia) de cara a un objetivo mayor. Y una vez concienciados de ello, disfrutemos del espectáculo, de la magnífica parrilla de DPi y LMP2, de la permanente guerra entre GT con presencia de Antonio García (vencedor absoluto en 2009), de las banderas amarillas tan artificiales que en ocasiones hasta producen risa… Y oye, Estados Unidos es tierra de oportunidades también en materia de automovlismo y siempre te puede sonreír una de ellas a final de carrera. Pero para Alonso en concreto será un simple objetivo secundario.
Foto | Rolex