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Nyck de Vries se impone en un bochornoso final de ePrix en Cheste

Se sabía que Cheste iba a ser un reto monumental para los Fórmula E, que la gestión de energía sería clave, que había posibilidades de que bastantes coches no vieran la bandera a cuadros. Pero aun así terminó ocurriendo. El primer ePrix del fin de semana en el Ricardo Tormo tuvo un desenlace ridículo en el que la victoria recayó sin embargo en quienes probablemente se lo merecían, Nyck de Vries y Mercedes.

La marca de la estrella apuntó alto desde la sesión de clasificación, pues Stoffel Vandoorne lideró tanto la fase de grupos como la Superpole. Mas una irregularidad técnica (uno de sus neumáticos no coincidía con lo declarado administrativamente) le privó de la pole. Además De Vries arrastraba una sanción de Roma, lo cual les obligaría a remontar. La pole fue así para António Felix da Costa, que buscaba resarcirse tras un inicio de temporada atribulado, seguido de Günther, Lynn y Buemi. El líder del campeonato, Sam Bird, saldría muy retrasado.

La aparición de la lluvia forzó que se diera la salida bajo Safety Car, abriendo cómodamente hueco Da Costa. Sin embargo cada tirón del portugués en carrera se vería acompañado de algún incidente y una nueva aparición del coche de seguridad. La primera acaeció cuando André Lotterer se pasó de optimista tratando de adelantar a Norman Nato y se llevó por delante a Sébastien Buemi. Tras ésta, De Vries despertó y empezó a remontar, pasando a Günther y Lynn para situarse segundo. Pero Günther, muy incómodo en estas condiciones, protagonizaría una nueva salida de pista, forzando otro Safety Car.

Con ventaja en cuanto a consumo, Mercedes pidió a De Vries esperar tras Da Costa, que disfrutaba eso sí de Fanboost y un Attack Mode restante. Y ello parecía clave al ser víctima Sergio Sette Camara de otro toque por parte de Mitch Evans y provocar el tercer Safety Car de la carrera. Pero las reducciones de energía obligatorias bajo reglamento con cada aparición del Safety Car fueron una losa tremenda y cuando la carrera se reemprendió, con dos vueltas por delante, la realidad fue que más de la mitad de la parrilla no tenía batería para ver meta.

De este modo asistimos al mayor esperpento de la historia de la Fórmula E, con unos ignorando por completo que su batería se había quedado a cero (como Oliver Rowland), otros pisando huevos aún a costa de realizar el último giro en tres o cuatro minutos y unos pocos héroes completando la carrera como Dios manda: en esas condiciones sobresalió Mercedes, pues no sólo triunfó De Vries al quedarse sin energía Da Costa, sino que además Stoffel Vandoorne se sobrepuso a una excursión para acabar tercero, tras Nico Müller. Eso sí, los resultados finales estarán seguro pendientes de revisión por parte de los comisarios.

Foto | Daimler

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Eloy Entrambasaguas

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