Las cabezas deben permanecer frías en situaciones límite al volante y el arranque de la Monster Energy NASCAR Cup Series no dio mucho de calma y sí de alteración en el momento decisivo. 12 banderas amarillas interrumpieron un evento relajado en su primera mitad y alocado en la segunda, en especial en un final accidentado que maniobraron bien los coches de Joe Gibbs Racing. El mejor de ellos fue Denny Hamlin, habitual piloto puntero en Daytona y Talladega que no ganaba en la Cup Series desde septiembre de 2017 y acabó con su sequía de año y medio en la carrera más importante del calendario.
William Byron y Alex Bowman eran los ocupantes de la primera fila pero no tardaron en ser relegados por Ricky Stenhouse Jr. y Matt DiBenedetto, que salió arriba en su debut con Toyota y llegó a ser líder antes de la llegada del pelotón de los Ford. Stenhouse, Joey Logano, Paul Menard, Clint Bowyer, Kevin Harvick, Aric Almirola y demás pilotos del blue oval tomaron el camino de boxes primero, dividido por la caution de un Corey LaJoie que partió un neumático en la vuelta 20. Stewart-Haas, Penske y Roush iban colaborando para alternarse las primeras posiciones.
Kurt Busch cerró en exceso un ataque de Stenhouse y salió trompeando, chocando con él Darrell Wallace Jr. y Jamie McMurray. Kyle Busch, Denny Hamlin, Bowman, Erik Jones, Byron y Elliott eran los principales opositores a Ford y formaron un grupo que atacó con éxito a Stenhouse y a Logano. La alianza improvisada entre Toyota y Chevrolet funcionó y Busch y Hamlin aguantaron arriba, aunque el #11 cayó en la parte final defendiendo a su compañero. Busch y Bowman fueron los dos primeros clasificados en el primer segmento, por delante de tres Ford bien organizados en Logano, Daniel Suárez y Ryan Blaney.
Logano, Blaney, Suárez, Harvick, Almirola, Stenhouse y Menard volvieron a encabezar brevemente el grupo antes de parar pronto, relegando de nuevo la ventaja de Ford en busca de la seguridad para llegar al final del segundo segmento. Los Toyota y los Chevrolet volvieron a juntarse para liderar varias vueltas, yéndose DiBenedetto, Kyle Busch, Bowman, Byron, Jones y Elliott como líderes y cazando poco a poco al grupo de los Ford, hasta tenerles en el punto de mira. DiBenedetto llegó a doblar a algunos rivales pero se calmó y ahorró gasolina para contrarrestar el ahorro de los Mustang.
Casey Mears y Parker Kligerman chocaron a media carrera y cambiaron el concepto hasta ese momento, obligando al sexteto cabecero a entrar en boxes cerca del final del segundo segmento. Recuperaron los Mustang la hegemonía y Blaney y Keselowski cerraron el ataque ajeno encabezado por Byron y DiBenedetto, dos de los ocupantes del grupo que encabezó buena parte de los giros previos. Blaney acabó tapando a Byron para ganar el segundo segmento, colándose Almirola y Stenhouse entre Keselowski y asegurando así más protagonismo de Ford.
Byron resalió bien al frente e intentó comandar la carrera sin demasiadas ayudas, ya que eran Harvick y Almirola sus principales opositores. Johnson y Elliott intentaron apoyar a su compañero con distintos nivel de éxito, poniéndose Johnson segundo y tapando los esfuerzos dispersos de Stenhouse y Harvick en paralelo. Ambas líneas aguantaron bien y los dos Hendrick lideraron el pelotón hasta que Stenhouse, Harvick, Bowyer y compañía dejaron solo a Johnson y se centraron en Byron. No tardaron en llegar las paradas definitivas, esperando a las vueltas decisivas para entrar y llegar hasta el final.
Cody Ware y B.J. McLeod provocaron un accidente absurdo entrando al pit lane a falta de 41 vueltas, chocando entre ellos en la entrada. Ware se fue descontrolado contra Tyler Reddick, Johnson y Stenhouse y el heptacampeón penalizó dos vueltas por reparar fuera del tiempo pemritido. Hamlin, Kyle Busch y Jones empezaron a atacar y Hamlin se puso líder para intentar romper su sequía de victorias, actualmente en año y medio. Bowman estuvo bien situado junto a los Toyota y tomó la línea exterior junto a Stenhouse y Bowyer, interrumpidos por un resto en pista.
Jones se quedó sin presión de gasolina yendo tercero y Larson pinchó en la entrada de la curva 3, dando paso a otra caution. Keselowski pinchó en solitario en la parte trasera del grupo y agrupó de nuevo a la parrilla, que sobrevivió a duras penas al consiguiente Big One: Menard intentó liderar la línea exterior junto a DiBenedetto y se llevó por delante al de Leavine Family en un accidente de 19 coches en el que abandonaron nombres importantes como Blaney, Almirola, Suárez, Truex y el hábil David Ragan; la bandera roja intervino para limpiar el asfalto.
Stenhouse vio un hueco dónde no lo había a seis vueltas del final y chocó con un Larson poco hábil, empotrándose contra ellos Harvick y Elliott. Bowman y Keselowski trompearon pero pudieron seguir. McDowell y Bowyer colisionaron en la resalida siguiente a dos giros, chocando el Stewart-Haas contra Byron y Elliott y yendo también hacia la chapa McMurray y Landon Cassill. Otra bandera roja intervino para la limpieza y a esas alturas más de un piloto se estaba planteando su existencia cuando llegó el Overtime, ya decisivo.
Hamlin y Kyle Busch habían aguantado bien en la primera fila y el #11 bloqueó los intentos de su compañero y de Logano para sumar su segunda Daytona 500 (la primera desde 2016). Busch y Jones (tras quedarse sin presión de gasolina) certificaron el triplete de Toyota y de Gibbs, siguiéndoles Logano y los ágiles McDowell y Ty Dillon. Completaron el top 10 Larson (superviviente de tres accidentes), un sobresaliente Ryan Preece que salvó los tres accidentes finales para ser octavo, un Johnson resistente a los choques y un enfocado Ross Chastain que evitó problemas y obtuvo su mejor resultado en la Cup Series.
The Big One strikes in the closing laps at @DISupdates.#DAYTONA500 pic.twitter.com/wBHo7EH6Ok
— NASCAR (@NASCAR) 17 de febrero de 2019