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¿Ha llegado el momento de despedirse de los GTE definitivamente y adoptar los GT3?

Durante años han sido uno de los grandes reclamos del Mundial de Resistencia. La marcha de Nissan, Porsche y de Audi dentro de la categoría LMP1 dejaba a Toyota GAZOO Racing sola frente a los prototipos privados, mientras que los GTE reclamaban todo el protagonismo, con un buen puñado de fabricantes involucrados y con luchas cerradas en La Sarthe que a muchos nos levantaron del asiento. La crisis actual, el cambio de paradigma que se llevará a cabo tanto en el IMSA como en el WEC y la implicación de los fabricantes en la categoría GT3 parece apuntar a que estamos muy cerca de ver la extinción entre los GTE.

Los últimos anuncios producidos en Norteamérica nos llevan en buena parte a pensar en esta posibilidad. Porsche anunciaba su decisión de abandonar el campeonato IMSA al término de 2020, mientras que la presencia de las estructuras estadounidenses en las próximas 24 Horas de Le Mans dentro de la categoría GTE-Pro se ha reducido, confirmándose que ni Proton, ni Corvette Racing estarán presentes el próximo mes de septiembre en la ronda francesa.

Las marchas de Ford y BMW dejaron ya muy reducido el plantel entre los GTE dentro del Mundial de Resistencia, y aunque la lucha siempre se ha mantenido muy cerrada gracias al BoP y los continuos ajustes de rendimiento, es cierto que el panorama que se plantea para los próximos años se ha complicado. Especialmente dentro del IMSA, donde tenemos que tener en cuenta que, con la marcha de Porsche a finales de 2020, tan solo se queda Corvette como equipo confirmado para 2021, a la espera de la decisión de BMW RLL. Por su parte, el WEC mantiene a tres fabricantes a tiempo completo.

La incertidumbre respecto a la continuidad de Aston Martin y la posible incompatibilidad con el esfuerzo a realizar en la Fórmula 1, la valoración de Ferrari y Porsche de una posible internada dentro de la categoría LMH o LMDh (además el 911 RSR y el 488 ya habrían agotado su ciclo comercial) puede terminar por forzar un replanteamiento, teniendo en cuenta que el precio de los GTE y de su mantenimiento ha elevado mucho el listón durante la última década y se estima que una temporada del WEC para los GTE-Pro superaría incluso al montante total de un equipo LMP2, llegando a situarse entre los 15-20 millones de euros.

A todas estas estimaciones debemos añadir que la FIA pretendía que una temporada con los Hypercars no superase los 25-30 millones de euros, por lo que sería de esperar que un programa terminara canibalizando al otro. No lo haría únicamente en cuanto a presupuestos, sino también en cuanto a protagonismo, ya que a pesar de que pueda haber diferencias entre prestaciones y formas entre un GTE y un LMH, sería muy complicado seguir dándole cierto protagonismo a los GT’s en una reglamentación que ha sido creada para atraer fabricantes a la categoría reina y con unos coches que son demasiados costosos como para ser operados completamente por equipos privados.

La desaparición de los GTE por si fuera poco allanaría la forma de «legislar», teniendo en cuenta que el listón planteado para los LMH, y por extensión a los LMDh los llevará a ser significativamente más lentos, algo que obligará a los departamentos técnicos también a meter tijeretazo entre las categorías de soporte. Es en ese momento donde surgen los GT3 como respuesta lógica. Más baratos, más lentos, asumibles por parte de equipos privados y con un mercado tan grande que cubre todo el planeta, desde Asia hasta América. Incluso series como el DTM no han ocultado la posibilidad de adoptarlos como protagonistas después de la anunciada marcha de Audi Sport a finales de 2020.

Los GT3 como los perfectos sustitutos para los GTE:

Se obtendría por tanto una clase GT potente, con equipos privados o semioficiales que tuvieran el sueño de ganar las 24 Horas de Le Mans, aderezando la lista de inscritos con algunos de los nombres tan ilustres como los que compiten cada año por la gloria en Nördschleife o Spa-Francorchamps. Por si fuera poco, el mercado para los fabricantes y sus departamentos carreras-cliente sería incluso mayor, por lo que estableciendo un control de costes y evitando que los precios de compra de los GT3 se disparen esta podría ser la solución más sólida.

Algunos como el responsable de Bentley Motorsport, Paul Williams, ya han dejado clara su opinión al respecto a través de una contundente declaración a DailySportsCars la semana pasada: “Para nosotros, la respuesta simple es: olvida GTE, pon GT3 en estas series también. No veo dónde están los perdedores en esa posibilidad«. Blanco y en botella… aunque sí que habría un gran damnificado en esta decisión después de que Corvette haya diseñado específicamente el C8.R GTLM con el que pretendían competir en el IMSA y las 24 Horas de Le Mans los próximos años.

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Iván Fernández

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