Aunque los coches de Fórmula 1 y de casi toda competición que se precie no empiezan a rodar hasta el viernes, el jueves suele producirse una especie de shakedown en forma de presentación y acomodación del personal. Los pilotos y sus ingenieros y personas de confianza recorren la pista a pie para realizar un primer reconocimiento, siempre necesario aunque conozcan las curvas habituales gracias a la experiencia y al uso constante del simulador. Los periodistas buscan la primera rueda de prensa o se aseguran una entrevista personalizada ante el bloqueo de los equipos respecto a los pilotos a partir del viernes.
Tras un primer intento fallido el miércoles, consigo el pase obligatorio para entrar en el paddock, de pequeñas dimensiones como cabe esperar en un circuito urbano. Aunque el espacio situado delante de la Casa de Gobierno de Azerbaiyán es amplio, los diez equipos del Mundial de Fórmula 1 caben apretados junto a Pirelli, la FIA y algunos promotores. Giorgio Piola me indica el acceso a la sala de prensa, situada en el hotel Hilton de impresionante tamaño y vistas. Los periodistas disfrutan de una planta entera para realizar su trabajo y cuentan con una sala de catering y otras comodidades apartadas del propio paddock por unos metros.
José María Rubio, Albert Fàbrega y el fotógrafo belga residente en España Gregory Herman son algunos de los rostros conocidos con los que me cruzo en dicha sala, que no está ni a la mitad de su ocupación. Las risas están aseguradas al sentarse a mi lado Olav Mol y Jack Plooij, dos de los periodistas holandeses más conocidos del paddock, desgraciadamente indignados porque les han perdido las maletas en su vuelo de enlace desde Moscú. La situación no se arreglará por hoy pero tiene mejor pinta gracias a las gestiones de Dieter Rencken, veterano periodista sudafricano también afectado por la pérdida de su equipaje.
Björn Wirdheim, el grupo de Sky Sports y redactores de otras páginas web son algunos de los rostros reconocibles en jueves, día en el que Robert Kubica abre el fuego con declaraciones interesantes y contundentes. Carlos Sainz y Romain Grosjean son más prudentes, hecho también reflejado por los pilotos de Mercedes y Ferrari. Charles Leclerc goza de la compañía de Mia Djacic, ex prensa de Alfa Romeo de reciente incorporación al equipo del Cavallino, que demuestra que el vínculo entre Ferrari y Alfa es poderoso hasta en los traspasos de personal.
Los obligatorios ensayos de Bernd Mayländer y Alan van der Merwe al volante del coche de seguridad y del coche médico respectivamente son la única actividad de coches que verán la pista durante un día nublado en el que llegará a llover brevemente sin llegar a consolidarse el agua en el asfalto. La F1 cuenta con un componente irónico habitual con la lluvia en tiempos recientes, así que es bastante probable que ésta sea la única aparición del líquido elemento durante el resto del fin de semana. Antonio Giovinazzi, Nico Hülkenberg, Lance Stroll y Kevin Magnussen son los pilotos presentes en una anodina rueda de prensa grupal.
Un paso por el paddock de Fórmula 2 retrocede en el tiempo a un servidor y a parte del paddock, que suele asistir a su primer Gran Premio mediante la acreditación en las categorías teloneras. Alexa Quintin es la incuestionable jefa de prensa y del paddock de F2 y recibe con entusiasmo mi acreditación de F1 al no haberme visto antes con ella. Una charla con Sergio Sette Câmara y su mánager, siempre amables, se ve culminada por la súbita aparición de 50 jóvenes (aproximadamente 20 de ellos españoles) que esperan su entrada al Paddock Club. Allí servirán comida y bebida a los VIPs durante el fin de semana y podrán ver de cerca a unos pilotos que quizá incluso ni les interesen, pero que también necesitan de su presencia y trabajo para que el Gran Circo no se detenga.