Bakú es un escenario peculiar desde el primer momento en que se anunció como escenario de una carrera de Fórmula 1. La capital de un país emergente que quería exhibir sus bondades al exterior recibía el regalo económico de un evento de significado y prestigio internacionales en el Gran Premio de Europa de 2016, convenientemente transformado en GP de Azerbaiyán al año siguiente. Las imperfecciones de un circuito urbano largo, estrecho y amplio al mismo tiempo y con complicaciones en su asfalto y preparación han acabado formando un clásico en el trazado más reciente del calendario, un lugar perfectamente imperfecto.
Perfección no, pero plenitud personal es lo que siento después de un día raro y feliz por varios motivos. La acción en pista empieza con el único entrenamiento de los Fórmula 2, coches que tienen su paddock apartado y que salen al asfalto por un muro lateral entre las dos primeras curvas. Una comisaria avisa con la bandera verde, otra hace sonar la bocina de alerta a cada minuto de la cuenta atrás y un tercero alerta al personal y a los curiosos como yo para que no se pongan demasiado cerca. El entrenamiento ve varias salidas de pista, con especial atención a las curvas 1 y 3, pero tiene lugar sin incidencias de riesgo.
Me paso buena parte de dicho entrenamiento en la parte trasera de la tribuna principal, dónde una explanada de hierba y un pequeño parque dejan espacio al Fanzone habitual. Firman y se hacen selfies los pilotos de Ferrari y Renault. Sebastian Vettel y Charles Leclerc son metafóricamente maltratados por las multitudes y salen como pueden, hecho que Nico Hülkenberg y Daniel Ricciardo sufrirán en menor medida. Curiosamente, Vettel y Leclerc se irán en unos carritos de golf, mientras el dúo galo lo hará en furgonetas Mercedes. Luca Ghiotto come sentado en una silla frente al box de UNI-Virtuosi, con tiendas de lujo a apenas unos metros.
El primer libre de F1 surge adecuadamente en las vueltas iniciales hasta el momento del primer rodaje serio, dónde Leclerc levanta una alcantarilla que George Russell golpeará. El de Williams queda fuera de combate y el entrenamiento se cancela casi de inmediato al requerir una revisión de todo el suelo. Me entero del incidente junto a los padres de Juan Manuel Correa antes de ir corriendo hacia el lugar de los hechos, dónde llego a tiempo para ver a varias personas con poder revisar dicha alcantarilla y realizo algunas fotos con la batería del móvil pidiendo auxilio antes de desmayarse.
Aunque el día promete ir para largo, el horario cambia poco y el único movimiento acaba siendo el aplazamiento de la qualy de F2 en media hora según lo previsto. En dicha importantísima sesión, Nobuharu Matsushita será el único piloto que combine dos veloces sectores y un tercero con buen rebufo de camino a la pole position. Nyck de Vries y Luca Ghiotto le tosieron a cierta distancia y los demás rivales quedan a más de un segundo. Sérgio Sette Câmara y Nicholas Latifi parecen candidatos a todo en las posiciones delanteras, dónde también figura un calculador Mick Schumacher que se preparó entre sesiones jugando al ajedrez.
Dos accidentes de Lance Stroll y Daniil Kvyat adornan un segundo libre marcado por las múltiples salidas de pista en las curvas 3, 7 y 15. Los Mercedes, Lando Norris, Pierre Gasly y Daniel Ricciardo fueron algunos de los que se escaparon brevemente para luego volver al camino correcto. Ferrari domina y parece que Leclerc y Vettel tienen el mejor coche, el monegasco de nuevo por delante del alemán. Promete mucho la situación para la qualy, en la que los 20 pilotos intentarán airear el muro y no rozarlo ni darle un beso, el mismo que me ha dado Bakú con su encanto y caos, además de machacarme con éxito la conocida canción de Dua Lipa y Calvin Harris.