Hace unas semanas la Fórmula E finalizó su décima temporada en un escenario habitual y lleno de choques culturales: Londres. La capital inglesa ha albergado double-headers siempre que ha recibido al certamen eléctrico más internacional y es la segunda ciudad con más ePrix a sus espaldas solo por detrás de Berlín (única sede del campeonato en todas sus temporadas). Diariomotor Competición estuvo presente en el ExCeL londinense, extraño recinto ferial de amplio tamaño donde los Gen3 se lucieron en una carrera final para el recuerdo.
No fue menos extraña la llegada a Inglaterra debido al fallo masivo de Crowdstrike y Microsoft en ordenadores de todo el mundo, que afectó a miles de aviones incluyendo a los que llegaron a Heathrow desde Madrid y Barcelona ese viernes. Francesc Corberó, director de Comunicación de Nissan Iberia y anfitrión de los periodistas, sacó su mano izquierda para resolver conflictos y llegar a tiempo al hotel y a Covent Garden, dónde Nissan exhibió su nuevo Ariya en medio de una multitud de tiendas y espectadores.
De Covent Garden al ExCeL, recinto de donde los vehículos entran y salen en un espectáculo sin parangón. Los hospitalities y salas de los equipos dan de lleno a la parte trasera del circuito, incluida la chicane doble que generaría conflictos durante el fin de semana. A su vez esa zona estaba situada al lado de la estación de tren en uso por la mayoría de los medios y trabajadores de la categoría, que permitió una sesión de entrenamientos con tribunas a media capacidad.
El sábado transcurrió con mucha más normalidad, no así sobre el asfalto. Nick Cassidy cayó en Q1 y se vio obligado a remontar como líder que era de la clasificación, finalizando séptimo y arañando ciertos puntos gracias a un alud de incidentes. Pascal Wehrlein y Mitch Evans se aprovecharon de la debacle de Cassidy y pelearon toda la carrera al frente, venciendo el Porsche por delante del Jaguar y un Sébastien Buemi que se despidió con un podio del campeonato que le encumbró.
En lo personal tocó disfrutar de las bondades de las vistas del hospitality, la pequeña y deliciosa comida servida por los sacrificados azafatos y un paseo enorme por el pit walk para ver a los pilotos firmar gorras, carteles, banderas y todo lo que les pusieran por delante. Nissan permitió una breve explicación sobre la Fórmula E delante de su propio box, antes de la sucesión permitida de carrera, marcha, visita de vuelta a Covent Garden, cena y cama.
Con aún tres participantes en liza por el Campeonato de Pilotos y Jaguar solventando los de Equipos y Marcas, llegó el domingo. Nissan amplió su hospitalidad permitiendo el acceso a la zona VIP del box durante el entrenamiento matinal, dónde Cassidy no pudo rodar por un problema mecánico. Sin embargo el neozelandés se sacó la pole position de la chistera y permitió un vibrante duelo a tres junto a Wehrlein y Evans por el cetro de la décima temporada.
Probar el simulador de Nissan estuvo bien pero no tanto como el ePrix decisivo. Evans, Wehrlein y Cassidy se marcaron de forma constante hasta que Antonio Félix da Costa, compañero del alemán en Porsche y amigo de Cassidy, chocó con el kiwi a falta de seis vueltas. El otrora líder quedó fuera de carrera y del título y su compañero Evans no pasó por el segundo Attack Mode, perdiendo la posición con Wehrlein sin poder atacarle al tener menos energía. Oliver Rowland se aprovechó de todos los errores y se llevó la victoria en casa, para deleite de los jefes e integrantes de Nissan.
El doble podio final planteó una peculiar representación de 2024: Wehrlein apareció eufórico y un poco comedido al mismo tiempo; James Barclay, director y cabeza visible de Jaguar se mostró contento al ser campeón de Equipos y Marcas (esto último por la sanción a Da Costa tras la colisión con Cassidy). Sin embargo ambos pilotos neozelandeses presentaban un visible enfado al no poder vencer el certamen individual, dejando una sensación variada con la que la Fórmula E concluyó su décima temporada y el contingente español empezó su regreso, primero al hotel y después a casa.
