Entrar en la sede de Skoda Motorsport es hacerlo en la factoría del constructor actualmente más exitoso dentro de la categoría R5. A pesar de que en M-Sport ya han contabilizado más de 250 unidades de su Fiesta, ha sido la llegada del Fabia la que terminó por revolucionar los principales campeonatos internacionales, siendo testigos este año de la arrolladora victoria de Pontus Tidemand en el WRC2 y, previsiblemente, en la antesala de lo que puede ser un 2018 muy similar en este sentido.
Skoda es toda una institución en el país, una especie de símbolo después de haber sido capaz de sobrevivir a una Guerra Mundial y a la toma de los nazis de sus principales instalaciones para utilizarlas en la fabricación de material y armamento bélico. Más de medio siglo después el fabricante checo se ha convertido en toda una referencia, no sólo dentro del apartado de producción, sino también lo que respecta a la competición (tanto de forma oficial como carreras-cliente), todo ello mientras se encuentra continuamente involucrada en rumores sobre una posible construcción de un World Rally Car tras el paso atrás de Volkswagen Motorsport a finales de 2016.
La firma afincada en Mladá Boleslav invitó a algunos medios internacionales durante la pasada semana para mostrar los principales entresijos de su factoría de competición, entre los que se encontraban las instalaciones de su pista de pruebas, así como los bancos de potencia en los que se ponen a punto y se llevan hasta el límite a los propulsores que posteriormente recalarán en las unidades de carreras.
Sin embargo, una de las estrellas de la visita sin duda supuso la escultural representación que se podía encontrar en uno de los pasillos. A la vista de todos, las vergüenzas del Skoda Fabia R5, un coche que, gracias a la estricta reglamentación puesta en marcha por la FIA, comparte muchos elementos con la variante de serie, con el fin de limitar sus costes. A la vista está que esto se ha conseguido parcialmente, con unos vehículos que surgieron con la intención de comercializarse en torno a los 180.000 euros, pero que finalmente han alcanzado precios muy superiores, en parte porque los equipos y fabricantes han insertado lo que podemos llamar como evoluciones premium por las que se ha tenido que desembolsar grandes cantidades extra de dinero para poder asegurarse tener el material de primer nivel. Algo así ha sucedido también con los repuestos, ya que, con sólo un suministrador posible, no hay competencia de precios.
Torres de las suspensiones, intercooler, turbo o diferenciales… Todo ello queda expuesto para el disfrute de los apasionados por la mecánica. Una especie de puzle que cuenta con partes venidas de otros modelos del Grupo VAG y que ha logrado en este 2017 el que ha sido el año más exitoso de la historia de Skoda en competición.
Fotos | Rallye-Magazin
Vídeo y captura | AutoSport.pt
