Día horrendo para los pilotos españoles en el Gran Premio de la Emilia-Romagna en Imola. Ni Carlos Sainz ni Fernando Alonso lograron completar la carrera, retirándose ambos en los primeros compases. En los dos casos, la causa de la retirada fue un toque (con Ricciardo en el caso de Sainz y con Schumacher en el caso de Alonso) que desencadenó situaciones imposibles de superar para ambos. El Ferrari quedó clavado en la gravilla y no pudo volver a pista, mientras el Alpine quedó dañado y tuvo que retirarse antes de cumplir una decena de vueltas.
El fin de semana empezó con suerte dispar para los dos pilotos españoles, con Fernando Alonso quinto en la parrilla de salida de la carrera al Sprint de la jornada de ayer, mientras Carlos Sainz era décimo tras una salida de pista en la Q2 aún pasando a la Q3 con su mejor registro. Luego en la carrera corta del fin de semana, el madrileño logró remontar hasta la cuarta posición, mientras el hombre de Alpine cayó hasta la novena posición, quedándose sin puntos y con un resultado poco ilusionante. Con todo, las expectativas para el Gran Premio eran positivas, con opciones de buenos puntos para Alonso y de podio para Sainz.
En el momento de la salida, los dos Ferrari tuvieron una mala arrancada, lo que permitió que Sainz fuera atacado por un Ricciardo que fue demasiado agresivo con el primer piano. Esto hizo que el australiano fuera ligeramente largo en la primera curva de la chicane de Tamburello, golpeando ligeramente al Ferrari. Desafortunadamente, el contacto fue suficiente como para mandar al madrileño a la gravilla, donde quedó clavado. De esta forma llegó a su fin la carrera de un Sainz que sufre mala suerte después del error propio en el Gran Premio de Australia, donde abandonaba también en los compases iniciales.
Por su parte, Alonso pasaba a ser octavo en la salida con la retirada de Sainz. Lógicamente, las posiciones se mantuvieron cuando salió el coche de seguridad, pero a la resalida el asturiano perdía tres posiciones en una sola vuelta al ser adelantado por Vettel, Tsunoda y Stroll. Al inicio de la vuelta 6, Hamilton se ponía en paralelo y completaba el adelantamiento mientras parte del pontón lateral del Alpine salía por los aires. El lateral del monoplaza había quedado dañado tras un toque con Schumacher en la salida y al final, la ‘herida’ era demasiado grande como para seguir en carrera. De esta forma, la carrera de los españoles llegaba a su fin antes de hora.