Pese al enorme mercado al que da acceso, la NASCAR suele ser coto cerrado de las marcas americanas. Más allá de alguna participación anecdótica de marcas europeas en sus inicios, tan sólo Toyota hace una década se animó a pelear de tú a tú con los grandes de Detroit. Por ello resulta sorprendente leer en la prensa americana noticias sobre las negociaciones de los responsables de la NASCAR con dos marcas distintas.
La primera de ellas es claramente Dodge. Hasta Sergio Marchionne habló el pasado invierno de su posible regreso, después de que se cancelara su programa en NASCAR a finales de 2012 por falta de clientes, con un nuevo Dodge Charger ya presentado para la temporada siguiente y Brad Keselowski proclamándose campeón con uno de sus coches ese mismo año. Las conversaciones entre Fiat Chrysler Automobiles y la NASCAR han sido constantes y el haber abierto la mano con los modelos que se pueden emplear en la categoría reina de la NASCAR (véase el nuevo Chevrolet Camaro) sólo facilita las cosas a Dodge.
Más intrigante y divertido es especular sobre qué otra marca podría estar interesada en NASCAR, pues hasta ahora no se ha filtrado gran cosa al respecto. Volkswagen estuvo extremadamente cerca de entrar a principios de esta década, llegando incluso a irse de la lengua Hans-Joachim Stuck antes de que desde más arriba se apresuraran a desmentir sus palabras. Sin embargo con el escándalo de las emisiones encima y el desplome de las ventas en EEUU no sabemos muy bien si un Volkswagen Passat en NASCAR se trataría de una genialidad o de una temeridad.
Las otras opciones nos remiten obligatoriamente al otro lado del Pacífico, pues son las marcas asiáticas las únicas en disposición de luchar de tú a tú con los americanos en su mercado automovilístico. Honda tiene presencia en prácticamente todos los grandes campeonatos norteamericanos y su entrada en IMSA (controlada por la NASCAR) de la mano de Penske (con capacidad de desarrollar motores propios) sería un buen punto de partido. En similares circunstancias se encuentra Nissan, mientras que la presencia en competición de marcas coreanas como Hyundai y KIA es mucho menor si bien ha ido en aumento los últimos años. Aún así siendo realistas ninguna de ellas podría desembarcar en NASCAR antes de 2019.
Via | Kickin’the tires