Eddie Jordan es considerado uno de los personajes más carismáticos que han pisado el paddock de la Fórmula 1. El popular irlandés, que recientemente realizó la tarea de comentarista de televisión del Campeonato Mundial, pero que en el pasado lideró estructuras como la que llevaba su propio apellido, Jordan, ha fallecido esta pasada madrugada a los 76 años de edad en Ciudad del Cabo después de ser diagnosticado de un cáncer de vejiga y próstata a principios de 2024, el cual se extendió posteriormente a la columna vertebral y la pelvis y que finalmente se ha cobrado su vida.
Eddie, que siempre fue elogiado por su forma de entender la Fórmula 1, consiguió la difícil tarea de llevar un equipo independiente a la cima de la categoría. Hoy, en un breve comunicado emitido por la familia se ha confirmado su pérdida: «Con profunda tristeza anunciamos el fallecimiento de Eddie Jordan OBE, ex propietario de un equipo de Fórmula 1, comentarista de televisión y empresario”.
Aunque es muy conocida su faceta como director de equipo y empresario, Jordan comenzó haciendo sus primeros pinitos en el automovilismo como piloto, primero de karting y posteriormente pasando por la popular Fórmula Ford, uno de los principales semilleros de las islas británicas que se encargó de suministrar decenas de pilotos de gran talento que terminarían llegando a las principales series de monoplazas. Siguió su camino a través de la F3 y la Atlantic Fórmula, hasta que terminaría haciendo una breve aparición en Fórmula 2 e incluso llegó a probar un Fórmula 1 de McLaren.
Sin embargo, su andadura dentro del motorsport fue poco a poco virando hacia la creación de su propia estructura de competición, Eddie Jordan Racing, con la que pilotos como Martin Brundle o Johnny Herbert dieron sus primeros pasos en la F3 británica contra rivales de altura como el propio Ayrton Senna. Una intentona exitosa también en Fórmula 3000 con Jean Alesi (lograron el título de 1989), en esos momentos segunda categoría por debajo de la Fórmula 1, terminó por animar a Eddie Jordan a saltar al Mundial.
La forma de dirigir el equipo y el personal humano del que se rodeó Eddie fue clave para que los éxitos siguieran fluyendo, sorprendiendo incluso al colocarse quintos en el campeonato de constructores de 1991, así como la visión y en parte acierto circunstancial, con la decisión de subir a Michael Schumacher por primera vez a un Fórmula 1 para el Gran Premio de Bélgica. La década de los noventa parecía encajar a la perfección en la idea de escudería de Jordan, con sus altibajos, pero demostrando que en un año bueno podían hacer grandes cosas. Con el cambio de Siglo los presupuestos comenzaron a crecer sin ningún tipo de control y eso dejó fuera de juego a una estructura como la de Eddie.
Y aun así hubo momentos para las lágrimas de alegría, como la vivida en el Gran Premio de Brasil de 2003, cuando en una de las carreras más locas que se recuerden, Giancarlo Fisichella fue declarado ganador de una carrera que tuvo que neutralizarse después de numerosos accidentes y de una lluvia incesante. Tras vender el equipo en 2005, esos cimientos establecidos por Eddie Jordan se convirtieron posteriormente en lo que se conoció como Spyker para pasar después a ser Force India, Racing Point y, actualmente Aston Martin.
Eddie siguió acompañando a la Fórmula 1, viviéndola desde dentro, disfrutando cada minuto de su pasión y compartiendo esa calidad humana de la que todo el mundo dice que Jordan desbordaba. Desde Diariomotor Competición y toda la familia que conformamos Diarimotor Medios Digitales, trasladamos nuestras condolencias a familia y amigos de Eddie Jordan. Descanse en paz.