Para el reciente Gran Premio de Austria, Aston Martin presentó un paquete de actualizaciones aerodinámicas que se instaló en el monoplaza de Lance Stroll y el resultado fue desconcertante porque más allá de no lucir como un rival para los pilotos de Ferrari y de Alpha Tauri, el piloto canadiense fue superado limpiamente por George Russell. Para Andrew Green, director técnico de la escudería, el problema es que el AMR21 aún no genera suficiente carga aerodinámica desde el piso y el difusor, razón por la cual es muy inestable de la parte trasera.
La modificación que la FIA aplicó al reglamento técnico esta temporada prácticamente anuló el potencial que tenía el RP20, de allí que el AMR21 luzca muy lejos en términos de rendimiento que su predecesor. A estas alturas las expectativas se han desintegrado porque no se han encontrado soluciones a tantas deficiencias. El actual coche ha sido revisado en varias ocasiones, pero Green no encuentra qué hacer para que sea eficiente en carrera.
Un nuevo piso y bargeboards, desviadores de flujo en la zona central, modificación del pontón superior y la adición de pequeños apéndices al perfil aerodinámico horizontal no representaron un avance significativo. Si bien el AMR21 es casi un clon del Mercedes W10, en la escudería alemana hallaron rápidamente la forma para revertir los efectos del bajo rake en su diseño, en tanto los ingenieros de Aston Martin todavía persiguen una fórmula para recuperar la carga aerodinámica que perdieron vía reglamento, inclusive este fin de semana introdujeron un nuevo alerón delantero que tampoco funcionó como se esperaba.
De forma obvia, el departamento técnico de la escudería británica no ha podido replicar los efectos del suelo que utilizaron el año pasado, lo que a su vez también ha comprometido la parte delantera. En circuitos muy particulares como Montecarlo y Bakú no se notaron tanto las carencias debido a las curvas de baja velocidad, pero en trazados más convencionales han salido a relucir problemas de subviraje lo que a su vez incide en una falta de estabilidad. El AMR21 es incapaz de generar una carga aerodinámica eficiente, ni siquiera variando la configuración del alerón delantero, así que la puesta a punto ha sido un dolor de cabeza en lo que va de temporada.
El problema de Aston Martin no luce de fácil solución porque un exceso de carga aerodinámica en la zona posterior será perjudicial para la gestión de los neumáticos porque se llegaría al punto crítico de degradación más rápido que los demás, situación que representaría otro problema.
Vía | Motorsportweek