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¿El coche más loco de la Subida a Pikes Peak 2018? El Chevy de 1936 pilotado por Ray Evernham apodado "The Ghost"

Se acabó Le Mans por este año e inmediatamente entramos en semana de otra de las pruebas históricas del automovilismo. La Subida a Pikes Peak contará este año con el gran atractivo de volver a ver a un fabricante europeo tratando de lograr batir el récord a través de un proyecto oficial, sin embargo, a pesar de los peculiar del prototipo eléctrico de Volkswagen Motorsport, hay otros inscritos que se han ganado por derecho propio el ser reconocidos como los más exóticos y extravagantes de la lista. ¿Crees en los fantasmas? Os voy a presentar uno.

No hace falta buscar mucho para encontrarnos un nombre en particular dentro de la lista de participantes en el PPIHC de 2018. Ray Evernham, que para los más aficionados a la NASCAR les sonará por su etapa como piloto, como jefe del equipo de Jeff Gordon y su inclusión hace unos meses en el Salón de la Fama del campeonato estadounidense con mayor tradición, es uno de los que se han animado a afrontar la “Carrera hacia las nubes” en esta su edición número 96 y, para ello, ha preparado un Chevrolet Sedán de 1936 que ha apodado cariñosamente como “The Ghost” o en la lengua de Cervantes, “El Fantasma”.

¿Por qué este nombre? Según los medios norteamericanos, Ray estaba un día en la soledad de su taller frente a la carrocería recién pintada de blanco perlado con apenas los pocos rayos de sol que se colaban por la puerta a su espalda. Esa luz hizo parecer esas formas contorneadas del clásico estadounidense en lo más parecido a una figura fantasmal, razón por la que lo bautizó como “The Ghost”. Lo cierto es que estamos frente a todo un Hot-Rod de carreras 100% norteamericano, uno de esos vehículos que parece que únicamente puede salir de la última entrega del ‘Need Ford Speed’ en lugar de ser todo un coche de competición que disputará el próximo domingo una de las carreras más peligrosas del planeta.

Si lo observamos detenidamente, sus formas ya nos dejan entrever que estamos ante un vehículo único. Bajó su capó un motor Chevy SB-2 que eroga más de 850 CV para los poco más de 1.200 kg del conjunto, mientras que el resto de elementos han sido diseñados por el propio equipo de Evernham a la vieja usanza, sin la utilización de CFD u otros programas informáticos, pero contrastando posteriormente en el túnel del viento las posibilidades de la que será la montura elegida para su debut en una disciplina, la de las subidas de montaña, completamente desconocida para el veterano Ray.

Todo lo clásico que ha sido su desarrollo deja paso a la última tecnología en materia de seguridad (necesaria para poder competir en este tipo de eventos, suspensiones, electrónica, frenos e incluso caja de cambios de cuatro relaciones firmada por Jerico. También se han introducido numerosos elementos aerodinámicos como un gran difusor trasero, un alerón situado en el techo y un splitter frontal integrado en la carrocería. En algunos casos, como el spoiler, se tuvo que añadir después del diseño inicial ya que se precisaba de algo más de carga cuando el equipo ruede a alta velocidad.

En cuanto a los neumáticos, los slicks de competición Goodyear de 14 pulgadas de ancho no sólo aseguran el agarre necesario para llevar toda esa potencia al eje trasero, sino que terminar por completar el impresionante look del Chevy “The Ghost” del 36 que pilotará el propio Ray en apenas seis días. Os recomiendo que gastéis algo de vuestro tiempo viendo la OnBoard de Ray rodando en Road Atlanta que os dejamos a continuación y que disfrutéis especialmente del delicioso sonido del motor Chevrolet. No sé qué haríamos sin Pikes Peak y sus excentricidades…

Trabajo en el túnel del viento – Chevy 1936 PPIHC:

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Iván Fernández

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