Tendremos que esperar para verlo debutar en competición, sin embargo, el Cupra e-Racer sigue acumulando kilómetros y terminando por completar unos test que han sido elevados a nuevas cotas, concretamente a las de una montaña andorrana. Allí, seguramente en el trazado de Pas de la Casa, una de las localizaciones más recurridas por el equipo de SEAT Coches Históricos para preparar el Rallye Monte-Carlo se ha puesto a prueba cómo trabaja el eléctrico de los de Jaime Puig ante condiciones extremas y temperaturas muy bajas.
Para ello se adaptó la configuración de circuitos, elevando la suspensión en 20 mm e introduciendo hasta 420 clavos en los neumáticos con taco destinados para condiciones de lluvia. Con Jordi Gené al volante y Xavi Serra a la batuta de la técnica, el equipo de Cupra Racing acumuló algunas sesiones de pruebas sobre condiciones de hielo y 10 centímetros de espesor de nieve.
Fue realmente sencillo. La clave de los coches eléctricos es la gestión de la temperatura. Le pedimos mucha potencia al motor, pero no se calientan los motores sino las baterías. Al estar en unas condiciones de muy baja temperatura, las baterías iban sobradísimas de refrigeración. El comportamiento del coche sorprendió en positivo pues era muy fácil de controlar y al mismo tiempo muy divertido. Al probar sistemas como el control de tracción en situaciones límite nos dio informaciones muy útiles para seguir desarrollando el e-Racer – Jordi Gené
Aunque obviamente no es una prueba para sacar conclusiones en cuanto al rendimiento debido a que esas condiciones de agarre difícilmente se replicarán en los circuitos, el equipo técnico pudo sacar conclusiones acerca de cómo gestionar la capacidad de la batería, temperatura óptima de funcionamiento (uno de los problemas que Volkswagen Motorsport más nos repitió en el lanzamiento del I.D. R Pikes Peak), así como el tarado del control de tracción ante condiciones de ‘muy bajo’ agarre. Lástima que todavía no haya vídeo para ver cómo se lo pasó Jordi derrapando sobre la nieve…
Uno de los principales desafíos es cómo gestionar los tiempos de carga, ya que el e-Racer tiene una batería de 450 kilos compuesta por 23 paneles con un total de 6.072 pilas y una potencia equivalente a 9.000 móviles conectados al mismo tiempo. Cuando las baterías se vacían, hay que esperar a que se enfríen para empezar a cargar de forma eficiente. Gracias al frío, el proceso es más corto. Al tener temperaturas tan bajas, la nieve se acumulaba y se acababa congelando. Cada mediodía, en una de las paradas de carga, aprovechábamos para deshacer el hielo acumulado en los bajos para quitar el peso. Fue un tema de mantenimiento preventivo. Estamos gratamente sorprendidos de lo bien que se ha adaptado el coche. Ha sido muy camaleónico – Xavi Serra