Apenas nos habíamos podido quitar el frío del cuerpo tras un ajetreado Rallye Monte-Carlo Histórico cuando el 11 de febrero llegaba la noticia de que un incendio estaba amenazando las instalaciones de SEAT Coches Históricos. La nave A122 donde se guardan todas las joyas históricas del fabricante de Martorell veía cómo el humo y las llamas comenzaban a acercarse. Un vuelco en el corazón para muchos por los posibles daños materiales irreparables e irremplazables, para otros muchos que hemos convivido con el equipo, lo importante era saber que todos ellos estaban bien.
Un mensaje rápido de WhatsApp inmediatamente contestado nos dejaba completamente tranquilos. El grupo de personas estaba bien, tocaba hacer el recuento y tratar de poner a salvo algunos de los vehículos más valiosos en el caso de que las llamas no pudieran ser controladas. Afortunadamente no sería así gracias a la rápida actuación de los servicios de emergencia, tanto privados como los del ayuntamiento de Barcelona. Isidre López, responsable de la sección histórica, pudo volver a respirar tranquilo:
El incendio empezó en la nave del al lado. La alarma funcionó perfectamente. Nosotros comenzamos a reprimir el fuego con las mangueras instaladas para esta función y rápidamente llegaron los servicios de Seguridad y Emergencias de SEAT y los Bomberos de Barcelona. Para mí, son héroes. La actitud de todos los equipos fue impresionante. Primero sacamos los que están en la entrada de la nave para generar un espacio abierto y que los bomberos pudiesen trabajar en cuanto llegasen. Después apartamos los coches de carreras más grandes y acto seguido sacamos el Papamóvil, que estaba justo enfrente del foco del incendio. Al no tener techo una sola persona lo pudo empujar fácilmente.
Y es que muchas veces no somos conscientes de lo que esconde esa nave en la que se encuentran perfectamente alineados y colocados los pedacitos que cuentan la historia de SEAT, tanto en competición como fuera de ella. No es para menos. Desde el queridísimo 600, representado por la penúltima unidad que salió de las líneas de producción, hasta un Papamóvil, también llamado cariñosamente “Pandamóvil” (fue construido sobre la base de dicho vehículo) empleado por Juan Pablo II en su visita a España en 1982 y como medida de emergencia ya que su vehículo habitual no entraba por las puertas de entrada a los estadios Camp Nou y Santiago Bernabéu en los que se realizarían los principales actos con los fieles.
Sin embargo, la lista no se queda únicamente ahí. Relacionados con el mundo de las carreras nos encontramos auténticas piezas únicas entre esas 317 unidades que conforman la colección, entre otras cosas el Panda que empleó Carlos Sainz en la copa monomarca, Ibiza Bimotor y Kit Car, las distintas evoluciones del SEAT Córdoba WRC, Fórmula 1430, SEAT 124 1800 Grupo 4, el León del WTCC… Una lista interminable cuya desaparición no solo hubiera supuesto una pérdida incalculable en términos económicos, sino también en la desaparición del trabajo realizado por todo el grupo humano que hay detrás de SEAT Coches Históricos durante tantos años.