El calendario de esta temporada del DTM ha sido publicado, tentativamente el campeonato iniciará el 19 de junio en Monza, pero a estas alturas muy poco se ha dicho de cuántos coches estarán en pista y quiénes serán los pilotos. Solamente los nombres de Alexander Albon y de Liam Lawson aparecen inscritos, pero no se especifica si van a participar a tiempo completo. En medio de tantas incertidumbres, Gerhard Berger, responsable del DTM, admite que permanece a la espera de una decisión por parte de Thomas Jäger, coordinador del programa cliente de Mercedes AMG, para ver si interviene, es decir si el Grupo Daimler estaría dispuesto a apoyar a aquellos equipos que deseen participar en el campeonato.
En la lista oficial de inscritos aparece un Mercedes-AMG GT3 Evo el cual será gestionado de forma privada por el equipo GruppeM Racing. Se supone que las conversaciones entre Berger y Jäger se orientan a establecer una especie de alianza comercial para que el fabricante aproveche un trato preferencial que se le concederá en asuntos de marketing, por algo un Mercedes GT3 ilustra las primeras imágenes que el campeonato ofrece al público en su página oficial. El detalle está en que desde Mercedes entienden que la inversión únicamente vale la pena si es rentable en todos los términos y no solo en lo que respecta al marketing.
Mercedes salió del DTM a finales de 2018 al advertir que los costos se iban a disparar de forma escandalosa con la introducción del reglamento técnico Clase 1. En este caso, para Jäger es importante que la organización asegure que se van a mantener estables los presupuestos a pesar de lo que se proyecta para el futuro del campeonato. La ausencia de fabricantes es manifiesto de que no existe interés en involucrarse y financiar un programa para el DTM con coches GT3, tal vez debido a que otras categorías, como el GT Masters, tienen mayor arraigo. Aquí es donde el DTM debería intentar convencer a los fabricantes con privilegios que otros no pueden ofrecer.
Justamente el DTM desechó la idea de crear la especificación GT-Pro porque no había interés en invertir recursos para modificar coches GT3. Esos cambios técnicos para darle un aire de exclusividad a la categoría creó demasiado escepticismo porque equipos privados no están dispuestos a gastar más de lo necesario. Para Jäger resultaba absurdo aquello porque se supone que si el nuevo DTM se basa en coches GT3 todos los interesados deberían tener acceso al mismo material, de allí que la propuesta fue rechazada y en el caso de Mercedes se decidió no participar en tales términos.
En palabras de Thomas Jäger:
Hay muchos equipos que piensan que los fabricantes deberían pagar el 100 por ciento, pero eso no funcionará. Para ponerlo en perspectiva, el uso de un coche GT3 en el DTM costará alrededor de un millón de euros por temporada. Nos gustaría que el DTM siga existiendo pero para eso se necesitan alrededor de 20 coches, de lo contrario nadie puede hacer un campeonato. Todavía no hay una decisión final, pero estamos en conversaciones con el DTM y evaluamos los escenarios.
Vía | Motorsport Total