Con la primera prueba superada este pasado fin de semana en Hockenheim, el DTM ya mira al que debe ser su futuro a medio plazo. La asociación con el Super GT ya ha establecido algunos de sus requisitos iniciales y en el horizonte comienza a ser cada vez más cercano. Primero serán los coches nipones los que aparecerán en el Campeonato Alemán de Turismos, con tres coches como Wild Cards en la prueba de Hockenheim, mientras que después serán los coches alemanes los que viajarán al país del sol naciente para participar en la cita que se celebrará en Fuji en el próximo mes de noviembre.
Masaaji Bandoh, responsable del Super GT ha revelado a Motorsport más detalles de lo que será el primer viaje de los competidores del DTM a Japón con fines competitivos. Concretamente se enviarán entre 12-14 coches por motivos logísticos, en este caso con un sistema similar al que ya utilizó el World RX en su desplazamiento a Abu Dhabi. Por parejas, en estructuras/literas, serán aerotransportados en un Jumbo junto a los repuestos y el resto de material necesario.
Lo que está más en el aire es el suministrador de neumáticos empleado para la ocasión. Mientras que todos los equipos del DTM utilizan un único proveedor, Hankook, entre las estructuras niponas hay posibilidad de utilizar distintos fabricantes, algunos de ellos con acuerdos contractuales con las distintas formaciones del Super GT. En buena forma esto puede ser un condicionante a la hora de marcar el número de unidades de GT500 que estarán disponibles en la parrilla.
En cuanto al DRS, mientras que en el DTM los coches disponen de este sistema, en el Super GT su no implementación significará que todos los coches carecerán de la posibilidad en esta carrera conjunta en Fuji, algo que se debería hacer extensible también al push-to-pass introducido este año en el campeonato europeo. Sabiendo que Gerhard Berger no está dispuesto a hablar de Balance of Performance, queda por saber cómo gestionarán ambas series las posibles diferencias de rendimiento que puedan surgir.
